1. Tengo un Amor de Sobrina


    Fecha: 24/02/2020, Categorías: Fetichismo Incesto Voyerismo Autor: McLovin8, Fuente: SexoSinTabues30

    ... que te moleste con más besitos? Hahaha. Y le dí un par.
    
    Ella se rió un poco y me contestó: – Bueno bueno, ya.
    
    – Gracias amorcito. Le dije y le dí un besito, esta vez tierno.
    
    Comencé a acariciarla de a poco, pasando mi mano por su barriguita y fuí subiendo lentamente hasta sus senitos. Paolita miraba lo que yo le estaba haciendo.
    
    Acaricié esas hermosas tetitas blanquitas, eran increíblemente suaves. Al posar mi mano sobre ellas, se notaba su pequeñez. Las apretaba delicadamente, eran tersas y blanditas. y esos pezoncitos rosaditos tenían una textura muy sedosa y delicada.
    
    Noté en Paolita un poco de incomodidad. Me detuve y le dije:
    
    – Tienes unos pechitos muy bonitos y suavecitos amor, te felicito. Le dí un pequeño besito en la boca. Ella se sonrió un poco.
    
    – ¿Te molesta que te dé besitos en la boquita? Le pregunté.
    
    – No. Respondió ella.
    
    – ¿Y si te doy besitos en la frente? Le dije, al mismo tiempo que le dí un par de besitos en la frente. – ¿Te molesta?
    
    – No. Respondió.
    
    Luego le dí unos besos molestos en sus orejitas. – Y ahí ¿Te molesta?
    
    Ella se rió un poco y contestó: – Jijiji. No.
    
    Le dí unos besitos molestos en el cuello, que le hicieron cosquillas. Ella movía su cabeza de lado a lado tratando de impedirlos y se rió mucho.
    
    – Y ahí ¿Te molestan? Le pregunté, con cara juguetona.
    
    – Jijijiji. No. Contestó Paolita.
    
    Luego bajé un poco y acerqué mi boca a uno de esos pezoncitos rosados. Hasta el aroma de esos pechitos hermosos era delicioso. No me aguanté más y le dí un besito ahí. Luego la miré.
    
    – Y ahí. ¿Te molesta? Le pregunté.
    
    Ella me quedó mirando por unos segundos y me contestó: – No.
    
    Entonces aproveché y le besé con más intensidad esos suaves senitos. Los acariciaba con mis manos y lamía esas rosaditas cúspides.
    
    Mientras aún los acariciaba le dije al oído: – Están muy ricas tus tetitas. Más ricas que el helado.
    
    Ella no me dijo nada, pero se sonrojó mucho.
    
    – Me las voy a comer toditas toditas. Le dije, juguetón, y bajé de nuevo para saborear esos pechitos, al mismo tiempo que le hacía cosquillas en los costados. Paolita se reía y retorcía de las cosquillas, mientras yo ya le lamía y succionaba intensamente esos blanditos y sabrosos conitos.
    
    Luego me detuve. Paolita había quedado muy agitada con el juego de cosquillas. La observé, estaba con su chalequito subido, podía ver cómo todo su pecho se inflaba y desinflaba, y cómo sus senos se elevaban y bajaban. Nuevamente esos pensamientos que mezclaban la ternura y la sexualidad, invadieron mi mente y me excitaban.
    
    Ya había saciado mi curiosidad de cómo eran los pechitos de una niñita de la edad de Paolita y hasta los toqué y besé. Ahora me quedé mirando su entrepierna y mi mente nuevamente comenzó a volar, imaginándome y preguntándome cómo será “lo que tiene” Paolita allí debajo, ¿Como lucirá? ¿Que tán desarrollado estará? me hacía unas interrogantes casi científicas.
    
    Luego de ese flash de pensamientos, probé mi suerte ...
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