1. Tengo un Amor de Sobrina


    Fecha: 24/02/2020, Categorías: Fetichismo Incesto Voyerismo Autor: McLovin8, Fuente: SexoSinTabues30

    ... Decidí retirarme del grupo e ir a verla, para tratar de animarla y que se integrara a nosotros o a jugar con los otros niños.
    
    Me acerqué a ella y le dije: – Hola Paolita. ¿Como estás?
    
    – Hola tío. Bien. Me respondió, con su mirada en el suelo.
    
    – ¿Estás aburrida? Le pregunté.
    
    – Sí, un poco. Respondió.
    
    Me quedé pensando que podría hacer yo para animarla y se me ocurrió algo.
    
    – ¿Quieres un poco de helado? Yo traje uno. Le pregunté.
    
    – Bueno. Respondió ella, aún sin mucho ánimo.
    
    – Está en la nevera, vamos. Le dije, y nos dirigimos a la casa.
    
    Abrí la nevera, para sacar el helado. Mientras Paolita buscaba los pocillos en las repisas de la cocina, yo volví a mirar su silueta. Realmente era una muchachita bien guapa, con ese traserito de nalguitas perfectas bajo ese jeans, que se paraba aún más, cuando ella se ponía de puntillas para sacar las cosas.
    
    Cuando me ayudó a servir el helado, pude notar que en su chalequito se formaban dos pequeñas protuberancias, el indicio de que allí se alojaban dos pechitos a medio camino de su crecimiento.
    
    Yo nunca había visto como eran los atributos de una niña de su edad, y eso me generó bastante curiosidad en mi mente. Curiosidad que era bien morbosa, lo sé.
    
    Servido el helado, ella lo probó en la cocina y me dijo: – Está rico tío, gracias.
    
    Por fin había cambiado su semblante y se veía mucho más contenta. La pequeña niña se paró de puntillas para darme un beso de agradecimiento en la mejilla, yo me agaché y recibí ese besito pegajoso.
    
    – Vamos al sillón y veamos tele mientras comemos. Le dije.
    
    – Ya. Respondió Paolita.
    
    Sentados en el sillón, ella estaba concentrada comiendo su helado. Aunque ya se veía más animada, se había formado un momento de silencio y quise animarla aún más, jugueteando un poco.
    
    – Aver, aver… ¡Tome tome! Acerqué mi pocillo y le dí una cucharada de mi helado en su boquita. Ella se sorprendió, pero estiró su boquita y se lo comió.
    
    Luego le dije: – Antes tú eras una niña chiquitita y te dábamos la comidita así, en la boquita. Y le dí otra cucharada.
    
    Ella, media atragantada contestó: – Sí tío, pero ya no soy chica.
    
    – Sí, pero es divertido. Le contesté dándole otra cucharada más, de broma para molestarla, porque sabía que ya tenía la boca llena. Ella, como pudo la aceptó, pero algo de helado se le escurrió hasta su mentón.
    
    Yo, riéndome le dije: – Espera cochinita, tienes sucio ahí. Le limpié con mi pulgar.
    
    – Quedó pegajoso. Me dijo, tocándose la barbilla.
    
    – Tú estás toda pegajosa. Jajaja. Trata de limpiarte con la lengua.
    
    Ella lo intentó, pero obviamente no pudo.
    
    – Aver, yo te ayudo. Me acerqué y le pasé mi lengua por su mentón hasta el labio inferior de su boquita. De paso aproveché y le dí un besito rápido en la boca. Ella se desconcertó un poco, pero igual se rió.
    
    Comimos un poco más de helado y luego acerqué mi rostro al de ella y de forma juguetona le dije: – De nuevo tienes la boquita sucia. ¿Te limpio?
    
    – ¿Dónde? Preguntó. ...