1. Esposa Infiel – Isabel


    Fecha: 13/04/2019, Categorías: Infidelidad Autor: lunatacas, Fuente: TodoRelatos

    ... ariete se sentó de golpe, ahhhhhh, ¡que rico!, ahhhhhh – gimió Isabel, empezando a moverse hábilmente, con ritmos acompasados, recorriendo toda la extensión de mi ariete, haciendo sentir su cálido interior, ufffff, sus movimientos fueron incrementando a tal punto que hizo mella en mí, al sentir como la corriente eléctrica bajaba por mi espina dorsal para terminar con varias descargar que llenaron con mi esencia su interior, ufffff, al mismo tiempo ella caía sobre mi pecho con la respiración entre cortada, pude sentir como se mojó a tal punto que sus jugos vaginales mojaron la cama, Isabel es de las silenciosas, ¡qué rico!, ¡qué rico! – exclamaba. Nos quedamos besándonos, hasta que mi ariete perdió erección y se salió de su interior, ella se acomodó a mi costado.
    
    - Lunatacas, ¡qué rico!
    
    - Claro que sí.
    
    - Llevo mucho tiempo sin tener sexo.
    
    Nos acariciamos un rato, Isabel jugaba en mi pecho, su clara mirada por momentos inocente mostraba un brillo peculiar, me besó para luego bajar dando lengüetazos por mi pecho, abdomen y alrededores de mi ariete, recogió todo residuo existente, su mano tomo mi ariete y suavemente empezó a masturbarme, su lengua recorrió la extensión del mismo para succionar mi glande y empezar con otra mamada, unos minutos y me dejo listo, esta vez me pidió que la penetre piernas al hombro, ufffff, nos acomodamos, levante sus piernas sobre mis hombros, acomode mi ariete en la entrada y sin remordimiento alguno se la mande hasta el fondo, ahhhhhh, ¡despacio!, ahhhhhh, ¡despacio! – reclamaba ella, mientras sus uñas se clavaban en mis brazos, en esta posición se notaba su estrechez, en cada empuje sentía como su interior cedía y ella lo demostraba al abrir la boca, gesticular incoherencias y por momentos blanquear los ojos, ufffff, agarrado por sus tetas las amasaba como podía, sus contorneadas piernas, enormes pechos, vientre casi plano, peletera abundante me daban una vista maravillosa, un sutil movimiento y prácticamente pegue sus tobillos a sus orejas haciendo más profunda la penetración, ¡ahhhhhh!, ¡qué bien se siente!, ¡ahhhhhh! – gimoteaba Isabel. Cada embiste lograba su propósito, ufffff, Isabel se acostumbraba al invasor, disfrutaba de la incómoda posición, sus ojos brillaban cada vez más y su semblante fue cambiando, su sonrisa relucía.
    
    Ahora la posicioné en 20 uñas o a 4 patas, apreciando su nada despreciable pera, pequeña y bien formada, de carnes blancas, noté que su arrugado ano estaba incólume, antes de penetrarla volví a hundir mi cara en esa zona, mi lengua invadió tanto como pudo, arrancándole gemidos de placer a Isabel. Azote tanto como pude sus nalgas, dejándolas marcadas por mis manos; la tome por las caderas, ella cogió mi ariete para llevarlo a su vulva y penetrarla suavemente, el chocar de nuestras caderas no se hizo esperar llenando la habitación con su sonido, la hale por los cabellos, incremente el ritmo; pero ella termino por ceder, ya que se hecho en la cama, con las caderas levantadas ...
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