1. Antonella y yo.


    Fecha: 13/03/2019, Categorías: Incesto Autor: Juan Alberto, Fuente: SexoSinTabues30

    ... jugo … ¿quieres un poco de café?― le llamé ― ¡Oh! tía … te pasaste … está bien un poco de café― respondió, se había cambiado y lucía una remera ajustada y sin sujetador que realzaba la belleza de sus enhiestos senos, me quedé embelesada mirando a mi sobrinita ― ¡ay! tía no me mires así― dijo Antonella, yo estaba hipnotizada con sus mamas, no atiné más que a balbucear ― pero nenita, que con ese cuerpazo te devoraran en la playa― ella se ruborizo un poco y sonriendo contesto ― tía si no es para tanto … tú debes estar acostumbrada a ver chicas lindas aquí en Reñaca― me quedé observándola y me resultaba imposible convencerme que este bombón de mujer, fuese mi sobrina de algunos años atrás, completaba su atuendo un par de shorts de lycra super ajustados que se le veía claramente todo el chocho, mis bragas se me soltaron solas.
    
    Pasamos el resto de la tarde ordenando sus cosas y charlando de mi hermana, su padre, sus estudios y cosas varias que interesan a las mujeres, le pregunte si tenía novio, me dijo que no tenía tiempo para eso y que los muchachos, más que nada la molestaban y no había encontrado ni uno solo que la hubiese atraído como para iniciar una relación, además, dijo ser muy joven para prestar atención a ciertas cosas y que prefería la compañía de sus amigas y se divertía con ellas, quizás porque, pero eso me hizo recordar que a mí me sucedía lo mismo cuando tenía más o menos su edad.
    
    Estuvimos luego mirando la tele hasta tarde, yo me sentía cansada así que me levanté le di las buenas noches y me dirigí a mi dormitorio, una vez en mi cama me volvieron las imágenes de mi sobrinita, sus senos, sus caderas y el diminuto chocho se dibujaba en su ajustada lycra, mis manos abrieron mi almejita y extraje de mi velador mi consolador para fines especiales, diecinueve centímetros insertables de puro deleite, su color rosado siempre me ha causado una excitación extra, me unté abundante YES para lubricar mi concha, luego lo encendí y el ronroneo compinche me lleno de deseos y ansias.
    
    Me provoque al menos un tres orgasmos casi consecutivos, levantaba mi pelvis en el aire empalada en ese falo de juguete, me metí tres dedos en el culo mientras me revolcaba en la cama, cabalgué uno de mis almohadones con el ronroneo suavizado por el cojín y la profundidad de mis carnes rosadas y trepidantes que no cesaban de vibrar, los temblorcillos de mi cuerpo me hacían lanzar gemidos y quejidos, los gritos con las convulsiones espasmódicas delataban mi lujuria y mi goce, entre las miles explosiones de colores y rociados de estrellas de mi cerebro obnubilado, me pareció ver la imagen de Antonella en el vano de mi puerta, fue tan fugaz que pensé fuese un sueño, desapareció tan rápido que pensé a un reflejo de mi mente enferma de orgasmos, cuando recuperé algo de mis sentidos estaba sola y la puerta de mi dormitorio ligeramente entreabierta, sin fuerzas de nada me adormecí.
    
    Al rayar el alba, cuando las penumbras de la noche empiezan a retirarse correteadas por ...
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