1. Gigoló y pintor


    Fecha: 12/04/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Quique., Fuente: CuentoRelatos

    ... las abrió enseñando su gran coño peludo, abierto y lleno de babas. Le cogí las tetas y le metí la lengua dentro del coño. Lamí varias veces desde su ojete a su clítoris... La puse a punto. Doña Fátima, cogió mi cabeza con las dos manos, la apretó contra su coño y frotando su clítoris contra mi lengua, liberó la bestia que llevaba dentro.
    
    -¡¡Sí sí, sí!! ¡¡¡Me corro, peeerro!!!
    
    Doña Fátima, con los ojos cerrados, temblaba y jadeaba. Su corrida llenó mi boca de jugo, un jugo espeso, mucoso y dulzón.
    
    Estaba terminando de correrse cuando le clavé la polla en el coño. De su garganta salió una palabrota:
    
    -¡¡Cagoendiola!! ¡¡¡Qué bueno!!!
    
    -Le pregunté:
    
    -¿Hasta el fondo?
    
    -¡Hasta el fondo y más, bien pagado!
    
    Comencé a follarla con fuertes golpes de riñón mientras le agarraba las tetas. Ni un minuto tardó en decirme:
    
    -¡Me voy a correr otra vez, me voy a correr! ¡¡¡Me corro!!!
    
    Doña Fátima se corrió haciendo un arco... El jugo que salía de su coño bajaba por el ojete. Al acabar de correrse no me lo tuve que pensar dos veces, saqué la verga del coño y se la metí en el culo. Al meterle el glande, con los ojos abiertos como platos, exclamó:
    
    -¡Coooño!
    
    Le volví a preguntar:
    
    -¿Hasta el fondo?
    
    Me respondió lo mismo:
    
    -¡Hasta el fondo y más, bien pagado!
    
    Se la clavé a tope y después le di canela fina.
    
    Al ratito...
    
    -¡Sí, sí, sí! ¡¡Me viene otra vez, me viene otra vez, maricóóón!! ¡¡¡Sííí!!!
    
    Le acaricié el clítoris, y la nalgueé mientras se corría. Era multiorgásmica. La segunda que me encontraba en mi corta carrera como gigoló.
    
    Al acabar de correrse, y aun tirando del aliento, me dijo:
    
    -¡Dame, dame, dame fuerte, puto, dame fuerte que me quiero correr otra vez!
    
    Le di caña... de repente quedó muda. Me miró. Vi cómo se le ponían los ojos en blanco y como de su coño salía cantidad de jugo. Se estaba corriendo. Don Manuel, sintiendo los gemidos de placer de su esposa, tuvo una pequeña erección.
    
    Fátima, quedó sin fuerzas, como muerta. La cogí por la nuca. Hice que se incorporase. La levanté en alto en peso. La mujer rodeó mi cuello con sus brazos, mi cuerpo con sus piernas y me besó. Le quité la verga del culo. Me acerqué más a don Manuel, para que viese bien lo que le hacía. Le metí la polla en el coño a su mujer y besándonos comencé a darle caña. Al poco, me decía:
    
    -¡Me voy a morir de gusto, abusador!
    
    La folle a lo bestia... Fátima, mirando para su marido, le dijo:
    
    -¡¡¡Me muero, cariño, me muero!!!
    
    El último orgasmo de Fátima fue espectacular. Sus gemidos eran escandalosos y sus temblores de enferma mental. Don Manuel vio como del coño de su mujer caía una cascada de jugo mientras me comía a besos. Yo vi como don Manuel manchaba su pantalón. Se había corrido. No quise ser menos y le llené a Fátima el coño de leche. Al acabar iba a decirle lo de la corrida de su marido, pero Fátima había sentido tanto placer que perdiera el conocimiento. Le quité la polla, la cogí en brazos, y con mi leche y su ...