1. En la clínica veterinaria en la que trabajo me encontré con un chimpancé casi humano.


    Fecha: 12/04/2019, Categorías: Infidelidad Zoofilia Autor: Martehijodejupiter, Fuente: SexoSinTabues30

    En la clínica veterinaria en la que trabajo me encontré con un chimpancé casi humano.
    
    Soy asistente veterinaria, aparte de que me pagan bien poco, la mayoría de las veces me toca hacer el trabajo sucio, cuando no es que a última hora, me llamaban a casa para hacer el peor turnos.
    
    Yo estaba acostada con mi esposo en casa, besándonos, acariciándonos y ya él después de quitarme toda mi ropa, como parte de nuestros juegos se dedicó a besar toda mi vulva divinamente.
    
    Cuando llamó la Doctora, diciéndome que debía ir a trabajar ese maldito turno, por lo que cuando se lo comuniqué a mi esposo, a él pareció no importarle mucho.
    
    Así que continuamos acostados dejando que su miembro se abriese paso dentro de mi mojada vulva.
    
    Pero ante la situación que debía ir a trabajar, mi esposos no hizo nada más enterrarme su miembro, que se vino en un abrir y cerrar de ojos.
    
    Cosa que me dejó bien frustrada, maldiciendo mi mala suerte, pero sin decirle nada a él, para que no se sintiera más mal de lo que ya estaba.
    
    Esa noche nada más me medio lave el coño y tras vestirme arranque a la clínica.
    
    Ya en la clínica, después de que me explicó que pacientes nuevos teníamos, sustituí a la otra empleada.
    
    Por curiosidad más que por otra cosa, decidí dar una ronda, pero al llegar frente a la jaula de uno de los recién llegados, me encontré con un chimpancé adulto, lo extraño era que usaba pantalón.
    
    De inmediato leí su historial, y decía que era sumamente manso, que obedecía órdenes verbales, y que sus necesidades las hacía en el baño en lugar de usar pañales, como es el caso con otros monos, ha y que además su nombre era Sansón.
    
    Fue cuando decidí romper algo de la rutina y de inmediato pensé en dedicarme a limpiar, pero debido a la prisa con que salí de casa, olvide agarrar el morral, en que traigo a mi trabajo, la bata que uso para limpiar.
    
    Como no quería ni ensuciar, ni sudar, la ropa que tenía puesta, y como para los efectos me encontraba yo sola, únicamente acompañada por los animales de la clínica, no lo pensé mucho y me quité casi todo, menos las pantis.
    
    Lo cierto es que descalza y con las tetas al aire comencé a lavar algunas jaulas, el piso, y los depósitos de agua y alimentos.
    
    Ya había terminado con casi todo, y solamente me quedaba la jaula del recién llegado, al abrirla el chimpancé, se comportó de lo más bien, pero eso sí no dejaba de verme, de una manera que me hicieron pensar que, de ser un tipo, juraría que sus ojos los tenía clavados en mis tetas.
    
    Cuando no los fijaba en mi apenas tapado coño, en fin, como cualquier hombre lo hubiera hecho.
    
    Al principio no le di la menor importancia, hasta que de momento me di cuenta de que el condenado mono, se pasaba su mano de manera repetida directamente sobre su miembro, y si fuera eso nada más todo estaría bien.
    
    Pero el bulto que se le formó bajo la tela del ridículo pantalón que tenía puesto, me llamó más la atención.
    
    Además de ser asistente veterinaria, también estudio la ...
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