1. Historias del complejo turístico (38)


    Fecha: 11/04/2019, Categorías: Infidelidad Autor: jejen, Fuente: TodoRelatos

    ... que me diera cuenta, apareció Ana con una jarra de limonada con hielo y dos vasos en la mano.
    
    -JUAN: Hola Ana! ¿Cómo estás?
    
    -ANA: Hola Juanse, supuse que estarías muerto de calor y te traje algo fresco para tomar!
    
    En verdad ese gesto me conmovió tanto como sorprendió, ¿acaso estaba en su casa pensando en mí y en el calor que estaría sintiendo? Qué hermoso detalle.
    
    -JUAN: La verdad es que hoy pica el sol!
    
    Me senté un momento y tomamos limonada los dos conversando.
    
    -ANA: Me parece que con esto vas a perder la exclusividad de la terraza!
    
    -JUAN: Pero los vecinos van a poder disfrutarla! Eso es lo importante, de todas maneras, creo que a las dos de la tarde, no habrá mucha gente, al menos los días de semana.
    
    La administradora había arreglado en la reunión de consorcio, que por este trabajo sí cobraría la mano de obra, y por supuesto no me iba a negar, con ese dinero y unos ahorros que tenía, pensaba comprarme una moto.
    
    Diez días después, ya estaban terminados el baño, las parrillas y la estructura metálica para el techo.
    
    Para ese trabajo necesitaría a alguien más para subir y fijar las chapas a la estructura, y la administradora me mandó al muchacho que hace algunos arreglos de plomería en el edificio.
    
    En dos días pusimos las chapas, las aseguramos bien y con eso, terminó la obra gruesa.
    
    Solo faltaba colocar los canteros de madera colgando de la estructura, las mesas largas con los bancos y limpiar todo.
    
    Para los primeros días de noviembre, ya estaba todo terminado y los vecinos subían a ver como había quedado.
    
    Le propuse a la administradora, hacer una especie de calendario para que los vecinos que quisieran utilizar las parrillas, se anotaran reservando el día y la hora, y una semana después, ya empezaron a utilizar la terraza para sus asados.
    
    Las primeras en anotarse, fueron las chicas del 6°D, que hicieron un asado con amigos un sábado en la noche. Hubo música, bebidas y hasta bailaron en la terraza como hasta las dos de la mañana que se fueron, seguramente a algún bar.
    
    Por supuesto desde mi departamento se escuchó el jolgorio, pero los vecinos ni se enteraron.
    
    Días después me compré la moto, entregué el dinero que tenía, que era más o menos el setenta por ciento del valor de la moto, y el resto lo pagaría en doce cuotas mensuales.
    
    La moto era una Honda de doscientos cincuenta centímetros cúbicos de cilindrada, una hermosa nave que siempre había deseado tener.
    
    Un par de semanas después, decidí salir el sábado en la noche a dar una vuelta, y tomarme una cerveza por ahí.
    
    No conocía mucho la noche marplatense, sabía de varias zonas por donde había algunos bares, y una de esas eran las calles Güemes y Olavarría.
    
    Di un par de vueltas viendo el panorama, y en una cervecería que no había mucha gente, estacioné la moto, la até junto con el casco y entré al bar.
    
    No había ninguna mesa libre, y me senté en uno de los bancos altos de la barra. Me pedí una cerveza artesanal negra, y el barman me ...
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