Historias del complejo turístico (38)
Fecha: 11/04/2019,
Categorías:
Infidelidad
Autor: jejen, Fuente: TodoRelatos
... sacó su billetera con dinero y todos sus documentos y tarjetas, Y luego el teléfono celular.
-ANA: Está todo Juanse!
Ya un poco más tranquila, volví a subir a la moto y nos fuimos de allí.
Hice tres o cuatro cuadras y paré en una estación de servicio, bajamos los dos y le pregunté:
-JUAN: ¿Estás bien Ana? ¿Te duele algo? ¿Querés que vamos al hospital?
-ANA: No, gracias Juanse! Estoy bien!
Y esta vez, la que me abrazó fue ella.
-ANA: Gracias Juanse! No sé cómo fue que apareciste, pero gracias a Dios que estabas ahí! Alguien te debe haber puesto ahí esta noche!
-JUAN: Estábamos en la misma cervecería, y cuando salí y crucé a buscar la moto, vi que también salías, y mientras pensaba si me acercaba a vos para ofrecerte volver al edificio, vi todo lo que pasó!
-ANA: Qué suerte estabas ahí! Aunque me pareció una locura seguir al tipo, te agradezco infinitamente lo que hiciste!
-JUAN: ¿Querés que tomemos un café?
-ANA: Sí, dale! Así paso esté mal trago!
Entramos a la estación de servicio, pedí dos cafés y nos sentamos en una de las mesas.
-ANA: No te vi en el bar!
-JUAN: Yo las vi cuando entraron, estaba en la barra como cada sábado, tomándome una cerveza.
-ANA: Te hubieras acercado a saludarme, te hubiera presentado a las chicas, son compañeras del hospital, y salimos a tomar algo para despedir el año.
-JUAN: No, no quería molestar! Estabas con tus amigas!
-ANA: No hubieras molestado, la hubieras pasado bien, son tres locas! Te hubieras reído!
Conversamos más o menos por media hora, y cuando terminamos el café, le dije:
-JUAN: Voy para el edificio, si querés te puedo llevar!
-ANA: Bueno dale!
Le di el casco para que se pusiera, se lo colocó y yo le ayudé a abrocharlo.
No eran muchas cuadras, y en ese recorrido no tendríamos problemas con algún control policial.
Arranqué la moto y bajamos a la calle, sin que le dijera nada, Ana me abrazó, y pude sentir su cuerpo contra el mío.
En cinco minutos llegamos al edificio, y entramos por la cochera.
El auto de su esposo no estaba, y asumí que también habría salido, ¿con amigos o con su amante?
Dejé la moto y el casco donde siempre y caminamos hasta el ascensor.
Al llegar al piso 11, la puerta se abrió y antes de bajar, Ana me dijo mirándome a los ojos y con esa hermosa sonrisa.
-ANA: Muchas gracias Juanse! Valoro mucho lo que has hecho por mí esta noche! Si no hubieras estado ahí, me hubiera vuelto loca! Y quizás no esté bien lo que te voy a decir, Ricardo no hubiera hecho lo que vos hiciste por mí. Te digo más, no sé si se lo voy a contar, aún no está en casa. Y si se lo cuento, estoy segura que lo primero que me va a decir, es que hacía esperando un taxi sola. Para que no pregunte ni siquiera si estoy bien, prefiero no contarle nada.
-JUAN: No tengo problema en que se lo cuentes, estábamos en el mismo bar por casualidad.
-ANA: Ya veré! Gracias Juanse! Otra vez gracias!
-JUAN: No tenés nada que agradecer Ana, era lo ...