1. Una madre infiel, muchas ventajas en casa


    Fecha: 11/04/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: jc2020, Fuente: CuentoRelatos

    ... silencioso, hasta que empezó a gemir de manera agitada, los gemidos de ella, se podrían oír en toda la habitación, a la vez que el nombre de aquel sujeto.
    
    Con manos de seda, y el más absoluto cuidado, abrí esa puerta, como tantas veces ya lo había hecho. La vista que da directamente es a la cama, pero de lado, mi madre tumbada boca arriba, y su acompañante hurgando en su vagina, ambas manos de el sobre sus piernas, y ella con sus manos, frotando su abultada cabellera. Esto me pareció muy fuerte, alguien le estaba comiendo el coño, y ella gozando a piernas abiertas, disfrutando de cada succionada en su vagina. Esta escena, me parecía una fantasía erótica que yo tengo con mi tía Paola, pero conforme se fueron dando los minutos, vendrían más momentos de placer para ellos.
    
    Después de haberle propinado una buena mamada de verga. Es ahora el momento donde ella se desprende de las bragas rojas que hasta ese momento llevaba puestas, sin más demora, su acompañante se las retira de los pies, la lanza por los suelos. La penetra de manera sorpresiva, ella no esperaba ese violento movimiento. Ya que se escuchó un fuerte grito en la habitación, pero solo fue eso el inicio para más gritos de placer, algunos muy intensos, gritos que su pareja ahogaba en largos besos. Lenguas jugando en boca de ambos, labios de el succionando sus negros pezones erectos, una penetrada muy fuerte que ella recibía con mucho gusto.
    
    Las caricias entre ambos, no se dejaban en ningún momento, calculando yo que estaban en esa posición unos 10 minutos. Ahora se subía encima de este sujeto, que yo podría distinguir de quien se trataba, pero ahora estaba completamente desnudo, y más aún, mi madre cachonda, por ser follada de esta manera. Ella pedía más fuerte, arañaba las sabanas, le comía los labios a su pareja, se auto penetraba ella misma, era una mujer poseída por aquella verga. Que fuera de todo, no era más grande que la de mi padre. Pero ahí estaba ella cabalgando aquella verga, recibiendo cada penetrada en su húmedo coño.
    
    El sonido de ambos genitales se podría oír desde la sala, si así lo quisiera hacer, pero estando aquí, en primera fila, es que hasta podría sentir el aroma de aquel húmedo coño. Las penetradas por parte de este, los intensos gemidos, cada vez más convulsionados, darían por terminada esta moderada sesión de sexo. Ella tumbada sobre su pecho, repitiendo su nombre, el termino dentro del coño de mi madre, mientras su miembro viril se iba saliendo de dentro de ella. Intente cerrar la puerta sin hacer mucho ruido, pero un calambre en la pierna, me hizo golpear sin querer aquella puerta, lo cual fue visto por aquel sujeto. 
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