1. Amos y putitas, parte 4.


    Fecha: 11/04/2019, Categorías: Dominación / BDSM Fantasías Eróticas Sexo en Grupo Autor: phillipprince, Fuente: SexoSinTabues30

    ... prohibido para mí.
    
    Cuando llegué me abrió Felipito, quien iba saliendo de su casa. Me dijo que volvería en dos horas, y que me lubricara bien ya que este hombre tenía la verga más grande y gruesa que la de Mateo. Como a la media hora sonó el timbre, y por el citófono me dijo que era el amigo de Felipito. Abrí la puerta desde la sala y esperé a que llegara el chico.
    
    Lo vi cuando iba subiendo las escaleras. En verdad que mi amigo se conseguía unos hombres verdaderamente preciosos: era alto, como la 1.80, un poco acuerpado, de cabello y ojos negros, y de piel bronceada; un completo Adonis. Apenas llegó a mi lado me saludó y me dijo que era un putito muy lindo.
    
    –mucho gusto, Alberto. ¿Como te llamas vos?
    
    –Daniel, señor.
    
    –Será Daniela, jajaja.
    
    –y te gusta vestirte como mujercita como a tu amigo?
    
    –no señor, le dije. Ahí supe que mi amigo era un travesti en la intimidad con sus machos. Realmente no sabía que podía sorprenderme de él.
    
    –bueno, vamos a la habitación, que estoy con los huevos llenos de leche tibia para vos.
    
    Lo seguí. Inmediatamente nos desnudamos por completo. Realmente Alberto tenía un cuerpo bien formado. Destacaban sobre todo sus piernas impresionantemente musculosas y llenas de bello, y sus cuadros un poco marcados en el abdomen. Su verga era muy grande y gruesa, supongo que a este hombre se refería mi amigo cuando dijo el otro día que se había comido una verga de 18cm por 14 de grueso.
    
    –dale, ponte a mamar, que no tenemos toda la vida.
    
    Inmediatamente me llevé su vergota a la boca. Chupé el preseminal y estaba riquísimo. Toqué esos impresionantes muslos. Realmente parecían los de un futbolista. Me metí una a una las enormes bolas colgantes y volví a chupar la pija. Abrí lo más que pude por que en serio que era gruesa. Pero el dueño de tal instrumento se impacientaba y comenzó a violarme la boca. Desde hace varios meses seguía una dieta vegana y ligera, y tomaba unas pastas para mantener mi aparato digestivo bien limpio, y además antes de tener sexo con Mateo trataba de no comer nada. Digo todo esto porque de haber tenido una dieta normal y haber comido antes, seguro hubiese llenado todo el piso con vómito, ya que Alberto no tenía contemplaciones y me la metía lo más posible. Mis arcadas se escuchaban por toda la habitación, y de la boca me salía una saliva espesa y algunos líquidos gástricos. Con mis manos trataba de alejarlo empujando esos enormes muslos, pero era imposible. Al fin creo que se dio cuenta de que me estaba ahogando y me la sacó. Caí al piso semi desmayado y tociendo intensamente.
    
    –ven, sigue mamando me dijo Alberto mientras movía su vergota de un lado al otro. Con mis babas había quedado brillosa y apetecible, pero sinceramente me había lastimado la garganta.
    
    –no quiero, le dije.
    
    –ah, ya querés que te dé por el culo? Me preguntó.
    
    ¡Hazle, ponte en cuatro ya! Me ordenó con voz de mando.
    
    Traté de negarme, pero de una me cogió de los pelos y me hizo poner en la posición ...