1. Mi nuevo amante.


    Fecha: 15/01/2020, Categorías: Zoofilia Autor: Juan Alberto, Fuente: SexoSinTabues30

    Me llamo Marcela, tengo treinta años y hace mucho tiempo que vivo sola, trabajo traduciendo libros y documentos.
    
    Últimamente terminé con mi novio por incompatibilidad de caracteres, a mi me encantaba coger a menudo y a él no, así que nos separamos, después llegó este famoso Covid y no tuve oportunidad de conocer a otro chico, así esperaba que esta maldita pandemia terminara para comenzar a frecuentar los pubs locales y conocer a otros muchachos.
    
    Un día mi amiga Brenda me dijo que tenía que ir a cuidar a su madre enferma de la peste, pidiéndome encarecidamente de cuidarle su perro, un enorme bastardo de lobo que adora que le rasquen la cabeza, yo ya lo conocía y habíamos hecho migas, además adoro los animales, así que prontamente dije que sí.
    
    Brandy es un perro muy sociable, tengo un amplio patio así que él feliz, de pronto me di cuenta de que había comenzado a escarbar en diferentes puntos del patio, haciendo hoyos y arruinando mi jardín, así que me lo llevé a la ducha para lavarlo para poder tenerlo dentro de casa, de otro modo arruinaría todo mi patio.
    
    Como estábamos solo yo y el, pensé en desvestirme para ducharlo sin mojar mi ropa, lo metí en la vasca y con mis jabones perfumados comencé a lavarlo, él me daba lengüetazos mojados con su áspera lengua, después de varios toques de esa lengua a mis senos y la larga abstinencia sexual, comencé a sentir ese familiar hormigueo entre mis muslos, con la esponja traté de apaciguar mi conchita, pero no hubo caso, me pedía caricias a gritos, me senté en el borde de la bañera y comencé a tocarme sin ningún pudor, total estaba sola con Brandy, con mis piernas abiertas me lanzaba chorritos de agua sobre mi descollante y ardoroso clítoris, de repente fue como si me dieran un golpe de corriente, una húmeda y tibia lengua recorrió toda mi hendedura rosada, alcanzando la punta de mi sensible botoncito, me estremecí y gemí lascivamente.
    
    Luego esa lengua invasora se metió algunos centímetros en mi chocho, de ahí en adelante tengo recuerdos confusos y vagos, grité y luego me recosté en la bañera con mis piernas abiertas y en alto, Brandy empujaba su hocico maravilloso e incansable dentro de mi panochita mojada y me revolqué agarrando su cabeza para enterrarla más en mí, me corrí como una nueva Mesalina compitiendo con las putas de la ciudad de Roma, fueron tres los orgasmos uno detrás de otro, temblando de pies a cabeza lo detuve y salimos de la ducha, me percaté que bajo su pancita asomaba un extraño coso rosáceo, al momento no le presté mayor atención ya que estaba completamente sobrepasada con los espasmódicos orgasmos.
    
    Lo sequé lo mejor que pude y luego me sequé yo, estaba en pie secando mis cabellos cuando Brandy vino delante de mí y lengüeteó mis muslos y mi rajita cerrada, apreté mis muslos y lo alejé, pero se me hundió el vientre con placer y una fuerte contracción de mi chocho fue lo que me hizo sentir una vez más el roce de su lengua, volví a sentir ese cosquilleo en todo mi bajo ...
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