1. Soy la puta de Pedro


    Fecha: 07/04/2019, Categorías: Gays Autor: Einar Cano, Fuente: CuentoRelatos

    Habían pasado cinco años desde que conocí a Pedro, manteníamos una relación más o menos consolidada, nos veíamos un par de veces en semana, follábamos en cualquier sitio, en el coche, en el campo, en la playa… me encantaba sentarme lentamente en su polla, le cabalgaba mientras me abrazaba y mordía mis pezones o mi cuello, el roce de mi verga con su vientre hacía que me corriera y cuando me inundaba con su leche me gustaba quedarme quieto esperando a que su polla se aflojara clavada en mi culo y notar como su lefa iba saliéndose.
    
    Yo siempre he sido cuidadoso con mi aspecto, pero comencé a cuidarme más, me puse a dieta, perdí peso, ahora estaba en noventa kilos, perdí volumen, sobre todo en la cintura, no soy velludo, al contrario, no tengo vello corporal y mi barba es escasa, se limita a escasos pelos en el mentón y el bigote, en la cabeza sin embargo tengo una buena mata de pelo aunque siempre lo llevo muy corto, comencé a hacerme la manicura y la pedicura, a usar cremas hidratantes, tengo el cuerpo depilado por completo, a mi mujer le gustaba así, empecé a hacerme la depilación láser y le pregunté a la chica que me lo hacía si también podía quitarme la barba, me dijo que sí, que dado que la tenía escasa el resultado sería magnífico así que lo hice, ahora voy una vez al año para mantenimiento y me he olvidado de cuchillas y espumas, tengo los lóbulos perforados, me gusta ponerme dos pendientes de oro con cristal Swarovski en talla diamante que me regaló mi mujer y por petición de ella también me perforé los pezones, a Pedro le gustaba coger con los dientes las anillas que me ponía en ellos y tirar, esa mezcla de placer y dolor me ponía como una moto, sabía que a él le gustaban las transformistas, iba al bar donde le conocí precisamente por eso, incluso por lo que leí entre líneas, sospechaba que había tenido relación con alguna.
    
    Mi mujer trabaja en un hospital, es enfermera, tiene turnos igual que yo en la fábrica y no coincidimos, mis hijos a aquellas alturas eran ya dos adolescentes que pasaban de sus padres, tenía mucho tiempo para mí, hice un curso de maquillaje, incluso compré un maletín muy completo, no lo pude estrenar, mi mujer lo encontró y tuve que decirle que era su regalo de cumpleaños así que volví a la tienda a por otro, también compré otras cosas, por suerte mi mujer y yo tenemos cuentas separadas, ambos aportamos a una común para los gastos pero manejamos nuestro dinero, quería darle una sorpresa a Pedro y vaya si lo conseguí, aquél día le vacíe los huevos hasta dejarlo exhausto.
    
    Cuando llamé a la puerta de su casa me abrió enseguida.
    
    - Coño, ¿me estabas esperando mirando por la mirilla?
    
    - Buenas tardes a ti también, puta. – se quedó mirando la pequeña maleta de viaje que llevaba conmigo - ¿Dónde vas con eso?
    
    - Es una sorpresa, no te asustes, no me vengo a vivir contigo.
    
    - Pasa, maricon, pasa.
    
    Bajamos al sótano, lo tiene dividido en dos partes, en la primera, nada más bajar de la escalera tiene un bar muy ...
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