1. Sí, soy virgen


    Fecha: 16/12/2019, Categorías: Fetichismo Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... medio de la sala en penumbras.
    
    Recuerdo que fue en ese momento en que tuve conciencia de lo que estaba sucediendo quizás desde hacia rato y percibí claramente, con una nitidez que solo el tacto puede dar, la presión sostenida y dura en mi muslo derecho de lo que indudablemente era la encendida virilidad de Pablo.
    
    Por un momento quise detener el baile y poner de inmediato fin a la situación, pero rápidamente me di cuenta que lo que le estaba sucediendo al muchacho era una reacción natural, a la que yo le estaba dando quizás una connotación que iba mas allá de lo accidental. De modo que me calmé y continué bailando como si nada hubiese sucedido.
    
    Pero calma no era la palabra para describir lo que me estaba pasando, porque a los pocos minutos debí admitir que estaba perturbada y no solamente por el hecho de sentirlo allí sobre mis muslos, que era lo natural sino porque las características de la percepción me parecían realmente inquietante. Lo perturbador, mas que el hecho mismo, era lo que yo estaba percibiendo en cada momento con mayor nitidez, se trataba de las dimensiones conmovedoras del miembro que sentía desplegarse en todo su esplendor a través del delgado pantalón de Pablo. Si yo hacia una apreciación de su tamaño debería reconocer que era claramente superior a cualquiera de mis mas encendidos recuerdos.
    
    El muchacho parecía no apreciar en absoluto la trascendencia del momento. El se movía naturalmente tarareando la canción que la música insinuaba y sus movimientos no tenían nada de pasional o de erótico, era simplemente un muchacho que bailaba agradablemente conmigo
    
    No quería admitirlo en un principio, pero la situación era tan subyugante que rápidamente debí aceptar que era yo quien estaba manteniendo esa situación, porque podría haberme marchado de ahí en cualquier momento y poner fin al baile. Sin embargo mi cuerpo no me obedecía, mi cuerpo se había independizado de mi mente y yo le deje hacer.
    
    Así me vi apretándome brutalmente a ese muchacho encendido al máximo, acerqué mi mejilla a la suya, le hice sentir la presencia de mis pechos insolentes sobre su pecho que yo había liberado de su camisa, y lo que era peor, agitaba mi pelvis de tal manera que me permitía recorrer la extensión de su miembro en toda su magnitud a punto de romper el delgado pantalón.
    
    Lo percibía como algo especial, luego, apreciando su longitud y su grosor, la percepción me parecía terrorífica, y por fin, esta percepción de miedo se mezcló con un deseo descontrolado y una visión de placeres imposibles de describir
    
    Fue así como empecé a moverme sensualmente, adoptando posiciones que nos permitieran roces descarados, sin dejar de seguir el suave ritmo del baile de modo tal que el pudo acomodar su maravilloso instrumento hasta permitirme sentirlo presionando mi vientre y ahí la percepción de sus dimensiones hizo despertar en mis latidos que ya casi había olvidado. Me abrazó una sensación de placer casi malsano.
    
    De ese modo, había permitido que el ...
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