1. Xochi, Confesiones de mi madre, incesto y sus placeres


    Fecha: 06/04/2019, Categorías: Incesto Autor: MORADO SUBIDO, Fuente: CuentoRelatos

    ... curvas de sus caderas sujetadas por ese vestido encajado y la fina línea de la tanga perdiéndose en sus zancas.
    
    Me trepo a la ventana y mamá se abraza con un hombre que no distingo en la oscuridad de la noche, este le pasa su palma de la mano desde la espalda desnuda hasta esa cola dibujada, ella levanta su pierna izquierda hacia atrás, como saludando a los que estábamos detrás de las ventanas, “Mena” y Mingo desde el living, y yo espectadores del morbo de un beso interminable. Se escucha decir:
    
    — Desde esta tarde en la playa, se me ha hecho interminable la espera.
    
    — Desde la época de la facultad que deseaba este momento Lau, y tu marido que no te larga.
    
    — No, para vos esta noche y siempre seré Xochi, la diosa, la amante divinizada, la sensualidad, tu deseo sexual y mi placer.
    
    Él le abre la puerta del auto, ella se sienta con la fina delicadeza de una dama y el auto se pierde en la noche.
    
    “Mena” en silencio y boca abierta, se queda mirando a su hermano Mingo.
    
    —Tremenda puta, pero la amo. —Exclamó el amante engañado.
    
    — Yo también la amo, me calienta, me la quiero coger y sentir que tiene en la piel ese pubis exquisitamente dibujado, frotar sus labios con los míos. —Mena suspira.
    
    (…)
    
    Amanecía, eran las siete y media de la mañana según mi reloj, (suelo despertarme con la primera claridad del día) cuando siento que se abre la puerta de casa con sigilo; mamá volvía con sus botas en la mano, sus pies con arena, su pelo desprolijo, sus ojeras delatando excesos de alcohol y su falda subida dejando ver su tanga negra traspasada de jugosos orgasmos.
    
    — ¿Lau… te ves tremenda, se ve que aprovechaste la noche hasta la última gota del rocío.
    
    — Si Filo, la última gota quedó en mi boca… ¿No viste la última paja que le di recién con mis labios?
    
    — No, pero déjame sentirla, déjame saborearla desde tu boca.
    
    “Mena” excitada, caliente y en bikini, se acercó y en punta de pies le comió la boca, mi madre respondió rodeándola con sus brazos; se apoyaron los senos y mi madre le ofreció un juego de salivas que de boca a labios era lujuria lésbica ante mis ojos.
    
    — ¿Qué rico semen tiene ese guacho, o es tu sabor que me empalaga?
    
    — Ven a mi cuarto que te cuento. La tomó y se la llevó de la mano.
    
    Mi madre le volví a meter la lengua dentro de sus labios, “Mena” dejó correr un hilo de saliva que fue a rodar al encaje de su corpiño, los pezones en un juego lésbico del amanecer, se erotizaron.
    
    ¿Todos dormían, me distrae Mingo (quien dormía en mi cuarto), su bulto se mueve erecto debajo de la zunga blanca —soñará con mi madre— No sintió el murmullo de las hembras en celo, pero yo sí.
    
    Los besos de mi madre sobre los labios de “Mena” despertaron aún más el vicio, “Mena” apretó más su boca contra la de mi madre y sus manos comenzaron a quitarle el ajustado vestido; mi madre no traía puesto el corpiño, sus pezones era como siempre la evidencia, la marca cierta de su calentura extrema.
    
    — Contame perra, ¡ahora también vas a ser ...