1. Encuentros fugaces al salir de fiesta


    Fecha: 11/12/2019, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Esto que os cuento me pasó hará unos meses, en Agosto. Soy de Madrid y por el COVID las discotecas y bares de ocio seguían cerrando a las 2 o 3 de la madrugada. Un día mis amigos decidieron ir a un bar gay del centro para tomar algo, bailar un poco y si surgía, volver acompañado a casa.
    
    Dentro del local nos lo pasamos muy bien, bebiendo, bailando lo poco que dejaban e intercambiando miradas cómplices con el resto del local. Incluso alguna visita al baño para comerte la boca con alguno de los que ya habías fichado en la sala, puesto que en la pista no podías salirte de tu zona "reservada". Fue pasando el tiempo y a la hora de cerrar prácticamente todo el mundo nos quedamos en la calle, hablando unos con otros para intentar rematar lo que las miradas deseaban dentro del local. Mis dos amigos ligaron con unos chicos que eran compañeros de piso y les invitaron a su casa para follar los cuatro juntos así que yo me quede solo entre tanta gente y es aquí donde empezó mi aventura.
    
    Alberto, 28 años:
    
    Después de que se fueran mis amigos, yo me fui andando dirección a la parada del bus nocturno para volver a mi casa, pero al poco de marchar me paró uno de los chicos con los que me había liado en los baños. Se llamaba Alberto, 28 años (2 más que yo), 1'75m, delgado, llevaba un croptop que dejaba ver su abdomen plano y fibrado al igual que una fina línea de pelo que bajaba desde el ombligo hasta el interior del calzoncillo. Al girarme me preguntó por qué me iba, que quería estar un rato más conmigo y que si era necesario me acompañaba a la parada de bus. Acepte y a los pocos minutos ya nos estábamos liando de nuevo per esta vez con muchas más ganas y deseo. Yo notaba cómo empujaba su cuerpo contra el mío haciéndonos notar nuestros penes erectos. Seguidamente, y tras comprobar que no venía nadie, Alberto se agachó para desabrocharme el vaquero y empezar a lamerme el calzoncillo, recorriendo desde mis huevos hasta mi grande. Pasados unos segundos me sacó el rabo para metérselo en la boca sin pensárselo dos veces. Me encantaba sentir su boca y su lengua por toda mi polla y se lo demostraba dando pequeños gemidos de placer. Al cabo de unos minutos mamando mi polla y lamiendo mis huevos vimos que se acercaba un grupo de personas y por miedo a que nos vieran me guardó la polla y con un beso de despedida se marchó por donde habíamos venido.
    
    Daniel, 32 años:
    
    Yo seguí camino a la parada de bus, pero esta vez mas cachondo que antes, con una erección que se me iba a salir del pantalón y un calzoncillo muy humedecido por la saliva de Alberto y mi precum.
    
    Cuando ya mi erección bajo y yo estaba mas calmado vi a lo lejos de la calle a un chico iluminado por la farola sobre la que estaba apoyado, vistiendo unos pantalones pitillo negro y una camisa casi desabrochada por completo. Según me acercaba a él pude intuir mejor sus músculos bien desarrollados y su pecho cubierto de bello cortito, como recién recortado. Cuanto más me acercaba, más giraba su cabeza ...
«123»