1. Mi hijo, mi verdadero amor (3)


    Fecha: 11/12/2019, Categorías: Gays Incesto Infidelidad Autor: p3rvertido, Fuente: SexoSinTabues30

    El día siguiente de haberle metido la polla por completo a mi bebé Dieguito de 3 años, yo sabía que teníamos que tener una reunión urgente con el maestro José. Este hombre había hecho que mi bebé sintiera pasión, que jugara con una polla más grande que la de su padre, así que tenía que encontrar alguna manera para meterlo en problemas.
    
    Fui a la reunión con mi hijito con su pañal y una camisetita. Tal y como entramos en la sala, José dijo «ah sí, Ramón. Entre, creo que quería usted que habláramos sobre Dieguito?» Mi hijito estaba completamente rojo, sonrojado y nervioso. Nunca habíamos hablado de nada de sexo fuera de casa, y más que nada, el día anterior había estado en esta misma sala desnudo, con las manos de este maestro en todo su cuerpo y con una nueva lefada en unos calzoncillos reusados para mi hijo… en realidad, todo esto me estaba poniendo cachondísimo.
    
    José era un maestro que aparentaba haber trabajado en ese colegio bastante tiempo. Lo veía un señor un poco corpulento, de quizás unos 50 años. Tenía el botón de arriba de su camisa abierto, así que se podía ver su vello en el pecho. Bastante sexy, aunque fuera un señor mayor. En ese momento me sentí rápidamente atraído por este hombre, que ayer había jugado con mi nene.
    
    «Ramón, está usted bien?» me preguntó José. Me había quedado embelesado por este maravilloso hombre, y no me había dado cuenta de que me había estado hablando estos segundos. «Sí, presente» dije como si fuera yo el estudiante. Me miró con una sonrisa sexy, y me dijo que nos sentáramos mi hijo y yo.
    
    Nos sentamos los tres en sillas de colegio, bastante pequeñas. Mi bebé se sentó al lado de mí, y el maestro puso su silla delante de las dos nuestras. «José, yo quería decirle que, creo que encontré algo extraño en mi hijo cuando volvimos a casa…» José me miró sonriente, y me preguntó «ah sí? Como qué?»
    
    En ese momento, posó su grande mano derecha en el hombro de mi hijito, mi bebé Dieguito. Instantáneamente sentí mi pene erecto, sacando un poco de líquido preseminal. «Qué se encontró, Ramón?» fueron las palabras del maestro. Pude concentrarme lo suficiente mientras que su mano masajeaba el torso de mi hijito, tocando su pezón como lo toco yo, haciéndolo gemir. «Pues que volvió a casa con un calzón extraño, y…» «y? Algo más, Ramón?»
    
    En ese momento, desató uno de los lados del pañal de mi niño. Mi Dieguito estaba sonrojado a más no poder, y ahora estaba suspirando y gimiendo, revolviéndose en su sillita. «Sí, José, me encontré… una lefada.» «Ah eso!» Tras haber estado ojeando tanto a mi hijo y manoseándolo, me volvió a mirar a mí y me dijo «ya sabe usted que los niños de 3 años ya son nenes grandes, y es raro que lleven un pañal como Dieguito.» Acto seguido, abrió el otro lado del pañal e hizo que la parte delantera se cayera. Ajustó la silla un poco, y los dos nos quedamos mirando a mi hijito, semi desnudo y con su penecito erectísimo, con su pañal meadito, tan sexy y expuesto a sus dos adultos que parecían ...
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