Enemigos íntimos IV
Fecha: 07/12/2019,
Categorías:
Gays
Autor: random, Fuente: TodoRelatos
... dirigió al gimnasio en la planta -1.
Iba mirando y leyendo los grupos de whatsapp sin mucho interés cuando entró en el gimnasio y no reparó si había gente.
Felipe: joder, si parece que me persigues.
Pablo: coño tio que susto, que aún no soy persona joder.
Felipe: vaya, tenemos mal madrugar eh
Pablo: no sé ni porque he bajado, prefería dormir
Felipe: hay que mantener ese bonito cuerpo eh
Pablo: de eso quiero vivir, qué remedio.
Felipe: yo voy a terminar unas series y me voy ya.
Pablo: vale, yo voy a calentar y estirar primero
Pablo comenzó a calentar y estirar el tren inferior sin perder ojo de Felipe. Seguía sin confiar en él y prefería mantener las distancias.
Una vez había calentado bien comenzó un trote ligero en la cinta para correr hasta que comenzó a sudar. Acto seguido hizo polea pero estaba mal puesta y le quedaba muy arriba.
Felipe: espera que la he usado yo y está a mi altura ajajaja.
Felipe se puso detrás de Pablo y se arrimó pegando su entrepierna a la nuca de Pablo mientras bajaba unos niveles la máquina.
Pablo notó que entre el rabo de Felipe y su piel solo les separaba una ligera tela del pantalón de entrenamiento.
Pablo: podía, pero gracias.
Felipe: no te preocupes, tienes buenos brazos eh
Pablo: gracias, pero por favor no me sobes así.
Felipe: que pasa, que Rober si puede y yo no.
Pablo: exacto, puede quien yo diga que puede.
Felipe: ¿quieres que todos sepan lo que haces con los tíos? que eres un marica
Pablo: si tu también lo eres, qué problema tienes.
Felipe: que quiero follarte, si te dejas no digo nada. Si lo haces conmigo no diré nada a nadie.
Pablo: estoy con Rober, yo soy fiel.
Felipe: yo no voy a decir nada, eso queda entre tu y yo.
El silencio se apoderó del ambiente. Felipe masajeaba la espalda y trapecios de Pablo mientras este dudaba. Llevaba ya varios días muy cachondo y sin poder desahogarse con nadie, las pajas no le terminaban de convencer después de haber probado las glorias del placer con Rober.
Felipe: ya viste el rabo que tengo, te puedo llevar a la gloria
Pablo: donde y cuando.
Felipe: en tu cuarto ahora mismo si quieres.
Pablo: esto es entre nosotros eh, espero que cumplas tu palabra.
Felipe: ni te rayes, así será.
Ambos pusieron rumbo a los ascensores y fueron a la habitación de Pablo.
Al entrar en ella Felipe se tumbó en la cama directamente y se quedó mirando a Pablo.
Felipe: venga, empieza.
Pablo: empieza a que, que quieres hacer.
Felipe: pues primero quiero llenarte la garganta y luego tu culo.
Pablo no dijo nada, se acercó a la cama bajo la atenta mirada de Felipe. Pablo se dispuso a bajar el pantalón de Felipe y salió disparado el rabo de Felipe a medio izar. Era un rabo bastante admirable, sin ningún vello y unido a unos huevos bastante grandes y colgantes. Estaba operado de fimosis por lo que cuando empezó a crecer su glande se hizo majestuoso. Era el rabo más grande que había visto ...