1. Depilando a un hetero


    Fecha: 04/12/2019, Categorías: Gays Autor: Ganimedes, Fuente: TodoRelatos

    -Mañana empiezo las prácticas en la clínica de depilación. ¿Alguno se ofrece como voluntario? -preguntó un entusiasmado Marcos.
    
    Marcos era un chaval de veinticinco años. Aquella era su primera oportunidad de trabajo, y si superaba con éxito el período de prueba sería contratado. Su madre había conseguido que la dueña de la clínica de depilación le hiciese el favor de darle una semana de margen a su hijo para que viese cómo se desenvolvía.
    
    Marcos siempre había tenido muchas aspiraciones. Quiso ser famoso hasta que cumplió diez años, tras ello, quiso ser veterinario. Luego quiso ser profesor, para más tarde cambiar su vocación de docente por una nueva, la de enfermero de la mente, y se matriculó en psicología. El problema era que él mismo no entendía su propio cerebro, que le decía una y otra vez que quería abarcar demasiado para el poco esfuerzo que estaba comprometido a ejercer. Marcos no era estudioso, no era trabajador y no era responsable, y eso, en gran parte, era culpa de su familia y sus amigos. Sus padres nunca le habían negado nada por ser hijo único. Dinero, ropa, coche, fiestas, viajes… Si quería algo, sabía exactamente cómo suplicar a sus progenitores para conseguir el dinero necesario. Sus amigos, por otro lado, disfrutaban de su compañía porque era un chico agradable y divertido, y era muy buen amigo, pero nunca encontraron la manera de hacer que bajase de las nubes y asentase la cabeza sobre los hombres y los pies en el suelo.
    
    Cuando Marcos preguntó aquello, “¿alguno se ofrece como voluntario?”, sus tres amigos se miraron entre ellos y un silencio sepulcral invadió la terraza en la que estaban sentados tomándose unas cañas bajo los primeros rayos de sol de la primavera. Marcos había tenido pruebas para distintas posiciones de trabajo a lo largo de su vida, pero siempre se habían quedado en intentos, y nunca había conseguido ningún puesto. Él aseguraba que era porque aquellos que iban a ser sus jefes no comprendían su máximo potencial, pero las distintas quejas, demandas e incluso lesiones que sus compañeros habían sufrido por su gran torpeza revelaban el verdadero motivo. Aquel chaval era simplemente un patoso, y sus amigos lo sabían. No había salido de ninguna prueba de trabajo sin haber roto mobiliario o huesos, o incluso provocado graves quemaduras con bebidas calientes. Sus amigos tenían algo claro y era que, si querían sobrevivir hasta una edad avanzada, jamás debían someterse a la búsqueda de voluntarios de Marcos.
    
    -Joder, que silencio -su entusiasmo disminuyó-. Pues después no pidáis favores.
    
    -¿Pero qué favores te pedimos nosotros a ti, flipado? -dijo riéndose Said, el único que no tenía una cerveza en la mano.
    
    -Cuando empezaste a trabajar en la ambulancia, ¿quién fue el primero en ir a verte? -preguntó Marcos, ofendido.
    
    -Fui yo a recogerte, después de que Alba me dijese que te habías bebido hasta los charcos de la calle. Te tuve que meter un chute de vitamina B12 para que no te diese nada malo -aseguró ...
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