1. LOS HERALDOS DE LA LUJURIA VIII


    Fecha: 02/12/2019, Categorías: Gays Autor: ALEJANDRONI, Fuente: SexoSinTabues30

    ... que Antonio se abandonó al placer, aflojó su cuerpo y Emenel acercó su glande poderoso y la virginal y excitada entrada, empujó y encontró poca resistencia y a paso lento pero imparable lo invadió a medida que entraba Antonio abría más los ojos y la boca, no podía decir que sentía dolor, sólo estaba lleno al máximo pero la sensación era muy placentera, Emenel entró y entró hasta que hizo tope y se quedó quieto, en ese instante Antonio entendió que de ahora en adelante no podía vivir sin tener un buen pene metido en el culo, no podía vivir sin esa sensación, poco rato después Emenel empezó a salir poco a poco, llegó a un punto y volvió a entrar, cada movimiento conllevaba a un roce de los más placentero en el canal de Antonio, era como una calma a un picor, era como si le rascaran algo que le picaba por dentro, el movimiento de entrar y salir cada vez era más frenético hasta que se convirtió en un martilleó incesante que dejaba sin aire a Antonio, sus gritos de placer eran cada vez más altos el orgasmo estaba cerca de nuevo sus bolas las sentía hervir y hormiguear ya venía, ya venía, la misma sensación la tenía Emenel ya no quería contenerse más y en ese momento se dejó ir, su verga se hinchó más dentro de Antonio y chorros y chorros de abundante esperma muy pero muy caliente bañaron las entrañas y próstata de Antonio el cual no pudo con esta sensación y acabó de manera arrolladora, apretando mucho su esfínter para mayor placer de Emenel, en ese momento luego de ese bestial orgasmo, Antonio perdió el conocimiento y se desvaneció entre los brazos de Emenel.
    
    En ese instante en el salón de la lujuria, un felicísimo Lucifer daba vueltas por el salón completamente desnudo solo llevando encima una vaporosa bata de seda roja, cuya abundante tela ligera volaba al viento en una mano tenía el espejo mágico donde presenció todo lo sucedido para su deleite y placer y en la otra mano la copa de cristal con vino inagotable que siempre tenía a su alcance. Radiante de felicidad expresó:
    
    L: gracias hijo amado, de verdad esa alma era pura, de verdad muy valiosa, agradezco tu aporte hijo y te compensaré…
    
    De la copa que contenía las perlas blancas y puras tomó una de gran tamaño y bella, la cual al ponerla frente a sus ojos se convirtió en un hermoso rubí muy rojo que fue a parar a la otra copa que contenía gemas similares.
    
    Ya el mal estaba hecho, el inframundo había ganado una nueva alma, un alma de calidad como las que le gustaban a Lucifer, para el Pbro Antonio después de ese encuentro ya nada sería lo mismo, su existencia en lo sucesivo se centraría en proporcionarse momentos de placer y procurárselos siempre, la lujuria se había posesionado de él para siempre y por toda la eternidad. 
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