1. LOS HERALDOS DE LA LUJURIA VIII


    Fecha: 02/12/2019, Categorías: Gays Autor: ALEJANDRONI, Fuente: SexoSinTabues30

    El día de verdad había estado atareado e intenso, así lo sentía el Pbro. Antonio, cuando al final del día se encontró solo en su habitación y turbado por lo sucedido en la mañana con Emenel. Aún se sentía excitado e inquieto, aún podía sentir en su mano en calor y la textura de su piel y esa imagen y sensación era realmente perturbadora y excitante. Fue así como decidió que debía relajarse y que mejor manera que hacerlo que en las termas que en el jardín había, por la hora no debía haber nadie por allí ya que hacía rato habían sonado las campanas que anunciaban la hora de dormir. Es así como vistiendo sólo su túnica y sandalias tomó una toalla y en silencio se encaminó a las termas y relajarse y meditar, necesitaba encontrar sosiego y calma a su espíritu y en ese lugar la iba a encontrar.
    
    Caminó por los senderos y llegó a la puerta de madera que abrió y se introdujo en la gruta el fuerte y agradable olor azufrado le golpeó las fosas nasales y de inmediato sintió como el vapor inundaba sus pulmones sintiéndose purificado. Llegó a la poza más alejada la cual era su preferida por ser la más profunda y la de mayor temperatura y la misma tenía como una tumbonas naturales en el borde de piedra lisa donde te podías recostar y tu cuerpo quedaba cubierto de agua y podía recargar la cabeza y descansas, realmente una delicia de lugar. El padre Antonio llegó a su sitio preferido y se quitó la túnica que tenía puesta quedando totalmente desnudo al no llevar ropa interior, de inmediato empezó a sobar su cuerpo sintiendo el calor del lugar sobo sus brazos medianamente marcado de músculos, su vientre plano y de vello castaño, su pecho cuyas tetillas se pusieron erectas al tacto intento juguetear con ellas para luego bajar sus manos por los costados acariciar su cintura y pasar a sus nalgas las cuales sin ser enormes eran redondas y paradas un culo bonito de hombre bañado de suave vello castaño claro, sus piernas torneadas y velludas también recibieron sus caricias para luego pasar a su pene que ya se encontraba morcillón por tanta caricia al cuerpo no era un gran pene pero sus buenos 18 cts poseía aparte de tener buen grosor y un par de testículos grandes caídos en su bolsa. El padre Antonio, eventualmente coqueteaba con el pecado capital de la vanidad, pero en silencio guardaba su secreto se consideraba a si mismo atractivo y deseable y de allí partía su debilidad por la belleza y por ende a Emenel.
    
    Se introdujo en las aguas tibias y aromatizadas a azufre, respiró profundo y exhaló, sintió su cuerpo flotar y sus músculos relajarse se recostó en la tumbona natural de piedra pulida y cerró sus ojos disfrutando el momento, ajeno a lo que le esperaba por vivir y la dura prueba que debía afrontar.
    
    Amparado en la noche y en la oscuridad, Emenel caminaba en silencio por las caminerías rumbo a la gruta de termas, iba como en trance, sus no parpadeaban y los mismos brillaban con un fulgor inquietante de un verde intensísimo como eran sus ojos. En su mente ...
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