1. LOS HERALDOS DE LA LUJURIA VIII


    Fecha: 02/12/2019, Categorías: Gays Autor: ALEJANDRONI, Fuente: SexoSinTabues30

    ... peligro, solo atinó a decir:
    
    Pbro: hijo que haces aquí, pensé que no vendría nadie a estas horas.
    
    E: tomé su consejo y vine a meditar y orar pero por lo visto usted se me adelantó.
    
    El padre Antonio no podía quitar la mirada del hermoso cuerpo desnudo de Emenel y pensó que lo mejor era salir de la poza e irse.
    
    Pbro: mejor me voy hijo y te dejo espacio, yo fue suficiente para mí (dijo haciendo ademán de incorporarse).
    
    E: No padre tranquilo no se vaya, más bien compartamos espacio y así conversamos a gusto como hoy en el jardín.
    
    En ese momento Emenel avanzó un paso para hacer contacto con el agua, sin saber por qué el padre Antonio siguió con detenimiento el movimiento de ese pie, no podía apartarle la vista era como si su vida dependiera de eso, como si después de ese movimiento hubiese un antes y un después, con la respiración detenida el padre Antonio como ese pie hizo contacto con el agua, al hacer contacto con si fuera corriente eléctrica el agua sirvió de conductor y afecto todo lo que había en la poza, el agua de tono turquesa se volvió verde esmeralda, el padre Antonio sintió esa corriente de placer en todo su cuerpo y sin remedio se dejó caer en la tumbona natural echando la cabeza hacia atrás abandonado al placer.
    
    Emenel poco a poco se fue acercando a su desmadejada presa atacada por olas de placer que no podía controlar, el agua era un canal de placer, se acercó poco a poco y tocó su pie acariciándolo, no hubo palabras solo un gemido por parte de Antonio ante la caricia recibida, fue subiendo esa mano y luego las dos una por cada pierna, apretando acariciando esa piel trémula ante el estímulo que recibía, Emenel encontró sus dos manos en la cara interior de los muslos de Antonio y apretó con fuerza y deslizó esas manos hacia afuera a la cadera, un gemido largo salió de la boca de Antonio ante esa caricia de hombre que lo volvió loco.
    
    Emenel se sentó a horcajadas sobre él, el peso de ese hombretón lo hizo gemir de placer nuevamente, de la cadera las manos subieron por el torso lateral llegaron a la espalda y lo incorporaron, ya a esta altura Antonio no tenía voluntad, lo que quería era placer y gozo no se podía resistir a eso aunque lo intento, la caricia se convirtió en abrazo y este en abrazo mutuo, Antonio subió sus manos por esos brazos musculados, llegó a esos hombros y cruzó sin remedio por esa espalda amplia y cálida que tanto había deseado tocar. Del abrazo pasaron al beso y se perdió en los labios de Emenel, se besaron con hambre, con deseo, con desesperación casi con angustia. Emenel empezó a menear sus caderas sobre el durísimo pene de Antonio el cual casi dolía de la erección que tenía, poco a poco pasaba su ano por ese pene erecto lo cual hacía las delicias de Antonio. En una de esas Emenel expresó hablándole al oído después del beso intenso que se habían dado:
    
    E: eres realmente especial y te mereces mi culito, te lo ganaste…hazme tuyo…
    
    Y fue así como levanto sus caderas posó su ano en el glande ...