1. Vacaciones Ecuestres.


    Fecha: 29/11/2019, Categorías: Zoofilia Autor: Juan Alberto, Fuente: SexoSinTabues30

    Mi padrino es cuidador de uno de los centros ecuestres que hay en la ciudad, es bastante grande, hay muchas caballerizas y caballos, junto a los caballos hay personal de los dueños de los animales, que cuidan de ellos, limpian el lugar y les dan de comer y también los sacan a pasear.
    
    Yo soy Carolina, tengo diecisiete años y de siempre he sido una muchacha precoz, me encantan las vergas y más las de los caballos, pero jamás me había atrevido a acercarme a uno de estos animales, durante las vacaciones del colegio, fui invitada por mi padrino a pasar un par de días con él y la madrina, recuerdo que cerca del atardecer del segundo día en el lugar, me fui a pasear por las caballerizas, estaban solo los animales, había una cierta penumbra en el interior, como estábamos en verano la temperatura era bastante agradable.
    
    El olor del lugar era un poco fuerte, pero he de decir que no era desagradable ni irrespirable, se notaban los ángulos bien barridos y aseados, más que un olor fuerte, era el olor salvaje de los animales, yo me acercaba a las caballerizas y observaba esos esplendidos ejemplares equinos, sus crines bien cepilladas y sus pelajes brillantes, sus largas y elegantes patas, pero lo que más me animaba era el tratar de ver una que otra poderosa pija equina.
    
    Sentí unos poderosos sonidos de cascos contra una de las caballerizas, me asuste mucho, pero me ganó la curiosidad, me fui acercando de a poco y mis ojos casi se me salen de mis cavidades cuando note que al negro corcel le pendía bajo el vientre unos cuarenta centímetros de una polla descomunal, la caballeriza contigua estaba vacía, así que entré en esa y metí mis manos entre el elástico de mis shorts para alcanzar mi panocha que se había comenzado a mojar sobre manera.
    
    Lo que yo quería era tocarla, pero mi miedo era demasiado, me levante la remera y acaricie mis tetas, mis pezoncitos casi se reventaban, para estar más cómoda y sintiendo que no había nadie más que yo, me desnude y comencé a pajearme de lo lindo mirando esa polla que se balanceaba y al parecer se estaba endureciendo y apuntando más alto, mi respiración era muy afanosa y estaba tan concentrada en el placer salvaje de ver así de cerca esa pija de un color rosado blanquecino con negro, que solo escuche la voz—pero que no es nuestra querida sobrina … — era la voz de uno de los empleados muy amigo de mi padrino que estaba junto a un muchacho de unos veinte años, ambos sonriendo viéndome toda desnuda y acariciándome mientras miraba la enorme pija del caballo.
    
    Intenté cubrirme—¡No! Hagas nada … así mismo te llevaremos donde tú padrino … — dijo el hombre que tendría unos cuarenta años—Por favor … por favor … ¡No! … haré lo que quieran … pero no me lleven donde mi padrino … — los hombres se miraron y el mayor me tendió una mano, me llevaron para el fondo del local donde había heno y alfalfa para alimentar a los equinos.
    
    El joven, por su contextura física me parecía un jinete, el hombre mayor empujó mis hombros y me hizo ...
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