1. El trabajo del electricista


    Fecha: 26/11/2019, Categorías: Gays Autor: Klaus, Fuente: TodoRelatos

    ... a mí también me molesta no dejarlo resuelto. Bueno -pensó y me miró de arriba a abajo- puedo intentar subirme ahí y si me sujetas lo mismo llego. Se te ve fuerte, ahí petado de gimnasio.
    
    - Con tal de dejarlo arreglado, te agarro de donde sea. Te agarro del rabo, si hace falta –dije en broma.
    
    - Bueno –dijo quizá más serio que antes -, mejor que me sujetes bien las piernas y no caiga.
    
    - Sí, perdona, fue una broma –pedí disculpas.
    
    - Ya, no pasa nada.
    
    Colocó la escalera contra una pared, y subido a un peldaño bastante arriba y conmigo sujetándole los muslos en dirección contraria conseguía llegar al techo.
    
    – Ya veo –dijo- lo único que lo mismo tardo un poco. ¿Aguantas?
    
    - Lo intento. Si sé que voy a hacer pesas aquí, no voy al gimnasio hoy –contesté, porque pesaba un montón. Inicialmente le había apoyado las manos a medio muslo, pero se me fue escurriendo y cuando me di cuenta había llegado hasta la ingle, con lo que se me metían los pulgares a los lados de su paquete, y se me doblaban los brazos, así que acabé casi apoyando la cabeza en su entrepierna- Perdona –dije-. Sí que me cansé.
    
    - No importa, ya casi está. Aguantas un poco que no llego…
    
    Se estiró un poco más y ya sí que tuve que hacer fuerza con la cabeza contactando con su paquete, que era abultado, debajo del pantalón de trabajo. De hecho pareció un contacto algo más duro que lo esperado.
    
    - ¡Ya está! –dijo- empújame que si no no vuelvo arriba –dijo con su acento cubano.
    
    Hice fuerza y le empujé como pude hasta que se enderezó sobre la escalera apoyada en la pared. Se bajó los escalones casi de un salto y se recolocó el paquete.
    
    - Vaya, al final ya no sé de dónde te estaba empujando, lo mismo te hice daño.
    
    - Nooo, pero chico, entre el esfuerzo y el sobe se me empezó a poner dura. No pensaba yo que era marica, pero, mira, nunca es tarde para descubrirse –dijo, riendo.
    
    - Jaja, el rabo no distingue de quien es la mano que manosea, sobre todo si andas con ganas- dije yo, manteniendo el tono de broma.
    
    - Ando mucho sin tirar, sí –contestó- ya me va haciendo falta.
    
    Las oportunidades no hay que dejarlas pasar.
    
    - Oye, ya que acabamos pronto, ¿puedes mirar en mi trastero que me falla a veces la luz? Me cobras lo que sea –fue con un tono tan inocente que la mirada de duda que tuvo un momento creo que fue por si le estaba haciendo trabajar para luego no pagarle.
    
    - Venga, echámosle un ojo.
    
    Entramos en mi trastero y cerré la puerta tras él. Apagué y encendí la luz varias veces.
    
    - Bueno, esto funciona hoy estupendamente –y entonces le eché mano al paquete- ¿Y esto funciona también estupendamente?
    
    - ¡Oye! ¡Que yo no soy marica! –levantó las manos y pensé que lo mismo me daba un golpe. Pero la verdad es que noté un aumento rápido de firmeza debajo del pantalón- y no sabía que tú eras y que te iba a poner caliente.
    
    - A mí me va lo que se pone a tiro –repliqué- y me parece que escondes un cuerpazo y tu rabo tampoco parece que le haga ascos a un ...