1. De visita en Caracas -Venezuela II


    Fecha: 21/11/2019, Categorías: Gays Autor: Johannes, Fuente: TodoRelatos

    Dicen que las cosas buenas suelen venir de a dos. No lo creía así. Hasta que lo viví. ¿Se acuerdan del relato anterior cuando estuve con mi querido soldado raso venezolano en las calles de Caracas?. Los había dejado en suspenso de lo que ocurrió posteriormente. Y viendo bien las cosas, esta segunda entrega se ha tardado un poco menos de 20 años. Les recomiendo echarle nuevamente un vistazo a ese relato mío titulado: “De visita en Caracas - Venezuela” para tener fresca la película completa.
    
    ¡Válgame la Providencia por tamaño desatino!
    
    Sin más preámbulo, pues acá cómo se desarrollaron las cosas en aquél fin de semana de ensueño.
    
    Al despertar y percatarme de que mi adorado soldado raso (recuerden bien su descripción de mi relato anterior:medía como 1.80 metros, era blanco, ojos color azul claro y el pelo muy rubio y corto, al estilo militar, el cual lo tenía tapado por la boina de color negro. Tendría como unos 19 ó 20 años aproximadamente) estaba justo a mi lado, sentí mucho alivio. No se había ido, ni me había intentado robar nada. Todo estaba en orden. Él continuaba durmiendo en la cama.
    
    Luego, durante el día, tal como le había prometido, le pasé más plata y nos dispusimos a visitar tiendas para comprar los regalos para su sobrino menor. Al terminar de comprar las cosas, me sorprendió cuando me preguntó si estaría yo dispuesto a ir al cumpleaños del cabro chico. No sabía qué decir, puesto que según él mismo, la zona donde vivía su hermano y cuñada era un poco peligrosa. Después de asegurarme que no abandonaría mi lado ni por un segundo, acepté su invitación y quedamos en vernos más tarde en un punto intermedio entre su zona y mi hotel.
    
    A la hora acordada estaba yo esperándolo y al cabo de casi 20 minutos se aparece en una moto. Me subí como pude y, sin casco alguno de protección, nos dispusimos a subir ese cerro. Cuando llegamos a su casa estaba la algarabía típica de niños celebrando un cumpleaños. Saludé a los adultos presentes y de inmediato quedé impactado de la figura de su hermano mayor. Cuando él me hablaba de su hermano mayor, yo me imaginaba un tipo de unos 30 años. ¡Pues, no! Tenía apenas unos 3 años mayor (yo lo sitúe como de 24 años, a lo mucho).
    
    Si mi soldadito raso estaba más rico que un bombón, imagínense al hermano. Versión con mayor musculatura y unas manos venosas, rudas, de hombre de trabajo. Mediría unos 1,80 también o un poco más alto, diría yo. Se notaba que ejercitaba puesto que brazos y hombros eran bien definidos. Los ojos eran un poco más tenues que los de su hermano, pero igualmente azules. Mi soldado se percató de la escaneada hecha a su hermano y me dió un codazo. ¡Vaya manera de volver a la realidad!
    
    En medio de la gritería de esa fiesta de niños, los adultos nos sentamos en una especie de terraza (platabanda, le decían ellos) y javas de cervezas iban y venían. Como pude me fui acercando al hermano mayor, cuyo nombre era Geovan y le metí conversa. Supe que estaba casado desde que tenía 18 años y ...
«123»