1. SOLO ERA UN JUEGO…


    Fecha: 04/04/2019, Categorías: Incesto Autor: barquidas, Fuente: RelatosEróticos

    ... velocidad hasta hacerse frenética…
    
    Entornó los ojos y se abandonó en cuerpo y alma al placer que estaba disfrutando… Todo, todo, desapareció en un instante; la casa, sus padres… El Universo entero se borró pata Sandra en un instante… Entonces, en el mundo, sólo existía ella; ella y el placer tan intenso que se prodigaba
    
    Por finales, llegó “aquello”. Su cuerpo, trémulo hasta entonces, cual hoja a merced del viento, se envaró, se tensó hasta lo indecible cuando esa especie de ramalazo, de latigazo o descarga eléctrica generada en su cerebro sin saber cómo ni por qué, la recorrió toda, despeñándose columna vertebral abajo hasta romper, estallar como volcánica erupción en lo más hondo, lo más profundo de su femenina intimidad. Quiso estrangular, enmudecer el aullido, el alarido de gusto inmenso, de placer inenarrable, ante el tremendo orgasmo que le sobrevino, que surgió, casi por arte de magia, en su garganta; pero no pudo; le fue imposible acallarlo, al menos por completo, sino que salió al aire, eso sí, un tanto atemperado
    
    Aterrada ante la imprudencia, con los ojos abiertos como platos, desvió su mirada hacia el interior de la habitación de sus padres… Realmente, no hubiera hecho falta mirar dentro, pues despierta de nuevo a cuanto la rodeaba nítidamente escuchó aullar a su madre como loba herida
    
    ¡¡¡Sí, cabronazo, hijo de siete padres!!!... ¡¡¡Clávamela más!!!... ¡¡¡Más, más, hasta el fondo!!!... ¡¡¡Aahh!!!... ¡¡¡Aahhh!!!... ¡¡¡Me corro, cabrón!!!... ¡¡¡Me corro!!!... ¡¡¡Aahhh!!!
    
    ¡¡¡Sí, puta, sí!!!... ¡¡¡Córrete; córrete, golfa!!!... ¡¡¡Aaagggg!!!.... ¡¡¡Aaagggg!!!... ¡¡¡Yo también!!!... ¡¡¡Yo también me corro!!!...
    
    Sí; papá y mamá pasaban por el mismo trance que ella acababa de pasar: Estaban disfrutando, al unísono, de un monumental orgasmo a juzgar por sus palabras
    
    Desde aquella noche, la vida de Sandra dio un viraje de 180º; comenzó a mirar a los chicos, sus compañeros de clase y colegio en principio, de una manera absolutamente nueva para ella, y los chavales, algunos al menos, captaron el implícito sentido de sus miradas, con lo que los “novietes” se le empezaron a “pegar” como las moscas a la miel. Así, supo lo que era tener en la mano un miembro masculino y no sólo eso, sino también “menearlo”, al tiempo que también conoció lo que era que una mano ajena le cumplimentara a modo y manera sus “vergüenzas”… O que fuera una lengua ajena la “cumplimentadora”, aunque a cambio de aprender a hacer lo propio a una “herramienta” masculina, aprendiendo a “mamársela” a sus “novios” con una fruición y, sobre todo, sabiduría, que era de verse y gustarse
    
    El tiempo fue pasando y a sus catorce añitos sucedieron sus quince y a los quince los dieciséis Entonces, cuando andaba por los dieciséis y pico, se echó un “novio” mayor, diecinueve bien cumpliditos, que la convenció para que la bajada de bragas fuera a todo ruedo, bajo promesa de excelsos placeres, amén de amor más que eterno; pero a la hora de la verdad ocurrió que la pérdida de ...
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