1. SOLO ERA UN JUEGO…


    Fecha: 04/04/2019, Categorías: Incesto Autor: barquidas, Fuente: RelatosEróticos

    ... sus ojos sólo difería de lo que en la anterior vez viera en que ahora era su padre quien estaba encima de su madre, pero en todo lo demás era idéntica… Hasta los entre bufidos y bramidos de su padre y los gemidos, jadeos y gritos de su madre, casi, casi, que las mismas frases… Las mismas palabras obscenas… Los mismos insultos dedicados entre ellos, de ella a él y de él a ella…
    
    Pero el efecto que en Sandra causó esta otra vez fue bien distinto de la anterior, pues si entonces aquello la asustara hasta casi aterrorizarla, haciéndola huir casi de inmediato, ahora más podría decirse que lo que veía la hechizaba…la hipnotizaba… Y esa hipnosis la mantenía clavada donde estaba, sin permitirle apartar la vista de la escena… Además, todo un universo de desconocidas sensaciones se apoderó, casi que integralmente, de todo su ser: En su bajo vientre se posicionó como un fuego intenso, abrasador, que al instante se irradió por todo su cuerpo en devorador incendio; su corazón empezó a latir desacompasadamente, a galope tendido cual caballo desbocado, inundando sus vasos sanguíneos con caudalosos ríos de sangre que le ponían la cardíaca víscera en la garganta.
    
    Desde entonces, toda ella pareció infundida por ciencia infusa; así, sus manos supieron perfectamente lo que tenían que hacer… Si mano izquierda subió hacia el pecho, buscado sus senos, que alcanzó a través de la abertura del escote del camisoncito que le cubría… Los encontró crecidos, a casi el doble de su volumen, y los pezones tiesos, enhiestos, cual pitones de toro bravo en puntas… Por su parte, la mano diestra bajó en querencia de su femenina intimidad, objetivo que logró subiéndose el borde del camisoncito y apartándose a un lado las, más que braguitas, señoras bragas
    
    Las palmas de ambas manos, solícitas, acariciaron suavemente lo que tenían que acariciar: La de la mano siniestra, senos y pezones, en tanto la de la derecha, apartando la incipiente pelambre púbica que desde dos años atrás venía poblándole el bajo vientre, los labios previos al interior de su tal intimidad… Enseguida, sus dedos localizaron una especie de prominencia, como un botoncito en la parte superior del Sancta Sanctorum de su intimidad, muy cerquita de su entrada… Y comprobó que, al tocarse allí, las placenteras sensaciones que estaba viviendo se acrecentaban lo suyo…
    
    En fin, que decidió centrar “allí” las atenciones que a sí misma se prodigaba. Empezó a acariciarse el “botoncito” suavemente, con delicadeza, pero al poco se apercibió de que si imprimía más energía al acariciarse, el placer también se acrecentaba, por lo que la acción se tornó más y más briosa, mucho más intensa de minuto en minuto, hasta el punto que su mano izquierda, dejando a su suerte los senos, colaboró con la derecha en homenajear su femenina interioridad, de manera que, mientras los dedos de la derecha acariciaban el “botoncito”, los de la izquierda, decididamente se introdujeron en tal interioridad, entrando y saliendo, cada vez a mayor ...
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