Felicidad tardía - iv - Relatos Eróticos

Felicidad tardía - iv

Al salir vio a Paco sentado cerca de la recepción, al verlo, éste se levantó y enseguida salieron a la calle, ya estaba todo pagado.

- Paco: “¿Cómo te ha quedado?

- Rolando: “Según el técnico perfecto, me lo hizo ver en un espejo y hasta me lo ha piropeado”

- Paco: “Normal, con el culazo que tienes…”

- Rolando: “Cabrón, no te imaginas lo mal que lo pasé cuando me llevaba la recepcionista, me di cuenta que llevaba tanga y medias”

- Paco: “Tampoco creo que se asustarían mucho, allí seguro que van muchos muy maricones, estarán acostumbrados a todo”

- Rolando: “No, pero me hicieron pasar a un baño a quitarme la ropa y allí aproveché y las guardé en los bolsillos del pantalón”

- Paco: “¿Y ahora no las tienes puestas?”

- Rolando (riéndose): “Sí Paco, no te preocupes, al vestirme me lo volví a poner todo, sabía perfectamente que eso es lo que querías… y seguramente quieres llegar a tu casa para verme… aún no me has visto, no sabes cómo me queda ni la tanga, ni las medias… y tampoco has visto cómo me quedó el culo”

- Paco: “Vamos rápido para casa”

- Rolando: “¿Te puedo pedir algo?

- Paco: “Dime”

- Rolando: “Cuando lleguemos quédate en el salón, déjame solo en la habitación, cuando me quede solamente con la tanga y las medias salgo”

- Paco: “Pero te faltarían los taconazos de que te hablé… bueno, mira, no sé si te diste cuenta que mi cama es un canapé, levantas y dentro en una bolsa plástica negra están los zapatos”

- Rolando: “Perfecto”

- Paco: “Una cosa nene, ¿cómo tienes el ojete? ¿te duele?, porque aunque normalmente no tengo sexo tan seguido, no creo que me pueda contener cuando te vea tan hembra, lo que sí podría manosearte toda, luego me la mamas hasta correrme y así damos tiempo a que se recupere tu ojete”

- Rolando: “Sí que me escuece Paco, pero ¿tú crees que eres el único que se calienta con las cosas que me haces? me tienes con lencería de puta y muy cachonda, tanto que estoy loca porque me vuelvas a reventar el culo con ese pollón… ¡aunque me duela cojones!… no decías que eras duro, pues no tiene que importarte si me duele o no, si quieres clavármela me la clavas y punto, eres el macho”

- Paco: “No sabes lo que has dicho, te lo has buscado, no sólo te la voy a volver a clavar sino que me han entrado muchas ganas de castigarte esas nalgas, de azotártelas duro, por maricón y porque deben estar tan perfectas que seguro no me voy a contener”

- Rolando: “Pues nada, tendré que aguantar, como tú dices por maricón”

Entraron al piso e hicieron lo planeado, Rolando se fue a la habitación. Paco esperaba y se empezó a preguntar por qué tardaba tanto. Lo que sucedía es que Rolando después de quitarse todo, menos las medias y el tanga, buscó y se puso los taconazos, pero no se vio seguro al caminar y prefirió dar unos cuantos pasos dentro de la habitación, para hacerse con ellos. Sus ganas de ser una buena hembra para su macho le ayudaron a manejarlos bastante rápidamente, se miró en un espejo y se ...