Los oscuros deseos de mi hijo (10) - Relatos Eróticos

Los oscuros deseos de mi hijo (10)

... obligados a fingir que no pasaba nada entre ellos. Hacía casi una semana que por fin se había cogido a su madre, el mayor anhelo que había tenido en su vida. Un deseo que venía alimentando desde hacía años. Hasta el momento había cumplido con su promesa. No solo no había vuelto a intentar acostarse con ella, sino que había estado actuando con total normalidad, como si nunca hubieran intimado. Le divertía el hecho de que fuera su propia madre la que no pudiera cumplir con esa promesa, y cada tanto sacaba a relucir la turbación que le generaba ese acto incestuoso, aunque no con palabras, claro, sino con gestos que quizás creía imperceptibles, pero que él los captaba enseguida. No obstante, tampoco había sucumbido a esos deseos que él sabía muy bien que sentía. También había dejado de provocarlo, como había estado haciendo en el período anterior a la milagrosa cópula. Pero tampoco es que necesitara de mucho para seducirlo. Con el exuberante cuerpo que tenía, daba lo mismo si no usaba prendas particularmente sugerentes. Además, lo que sentía tanto por su madre como por su tía, iba más allá de lo físico. El hecho de romper ese inmenso tabú que era el incesto lo llenaba de un placer que nunca había experimentado.

Era increíble que fuera su propia madre la que sucumbiera al deseo antes que su tía, pensó Dante, insistiendo en ese punto. Érica era mucho más promiscua, más liberal, más fácil. Su madre, en cambio, era un reprimida que no podía coger con nadie desde que había quedado viuda. No obstante, Dante se percató de que era eso mismo lo que la había hecho sucumbir a sus instintos más bajos. Su mamá estaba caliente, eso lo sabía perfectamente, como también sabía que su enorme parecido con su padre contribuía a que a veces lo viera de una manera diferente a como se suponía que debía mirarse a un hijo. Esa mujer era un volcán a punto de estallar. Su lascivia estaba escondida, acumulándose en su interior. Solo era cuestión de estar en el momento y el lugar indicados, para recibir todos los beneficios de semejante estallido. Eso, y algunos detalles más que contribuirían a que la hermosa mujer se desatara.

Dante estaba consciente de que le debía mucho a la suerte. Si realmente hubiese planificado paso a paso todos los hechos que culminarían con su madre metiéndose en su dormitorio subrepticiamente para chuparle la pija mientras dormía, si realmente él hubiera tirado de unos hilos invisibles para llegar a ese momento, las cosas no le hubieran salido tan bien como le salieron. El descubrimiento de su madre cuando se estaba cogiendo a su prima, lo fácilmente manipulable que había sido Jero para animarse a encarar a la MILF que tanto deseaba, los celos de ella hacia su hermana. Todo eso no era obra de Dante, él solo había sabido aprovecharlo, y le salió todo mejor de lo que había pensado. Mejor que si lo hubiera planificado detalladamente. Su planificación fue más bien instintiva.

Los deseos hacia esa hermosa mujer que lo había engendrado era antiguo. ...