1. Mi primera experiencia sexual con 15 años


    Fecha: 18/11/2019, Categorías: Gays Autor: samuel.hgh, Fuente: SexoSinTabues30

    Con 15 años recién cumplidos, y con el capricho de querer comprar un PS4, decidí buscar un trabajo de verano que me permitiera ahorrar y comprar la tan ansiada consola. Fui a parar a un restaurante familiar, muy amplio, con vista al mar y todo. La paga era bastante buena, aunque con la advertencia previa de que el trabajo sería duro. Fue ahí mismo donde conocí a Bryan. El tenía 17 en ese momento. El personal constaba de tres personas más (dos cocineras y tres garzones en total, que éramos Bryan, una señora de unos 35 llamada Ana y yo). Éramos los únicos hombres y además los más jóvenes en el restaurante, por lo que no sería difícil comenzar a interactuar. Para ese momento yo tenía bastante claro que me gustaban los chicos, aunque no había tenido ninguna experiencia sexual todavía y el sexo como tal me aterraba un poco. Cuando ví a Bryan por primera vez, sentí una presión extraña subirme desde el pecho hasta la cara. Tenía los ojos verdes, cabello castaño claro y sus cejas eran un poco más oscuras. Llevaba un corte hecho con navaja en la ceja derecha, y su peinado era bastante simple; un degradado atrás y a los costados y más largo arriba. Sus labios eran carnosos y de un rosa apagado, y su nariz era prominente y cuadraba perfecto con el resto de su cara. De porte era unos 10-15 centímetros más alto que yo. Estábamos en la charla de iniciación, el al frente mío, formando un pasillo con los demás trabajadores. El jefe avisaba que sería un verano bastante concurrido y todas esas cosas, y Bryan miraba atento, aunque mascando chicle con la boca abierta, las manos tomadas en la espalda y la cabeza un poco echada hacia atrás. Me parecía una pose bastante irrespetuosa, pero a nadie parecía importarle. No podía evitar mirarlo, perdiendo el hilo de la charla de vez en cuando, y cuando me pilló por segunda vez espiando, me guiñó el ojo derecho y sonrió levemente. Podrán pensar que era un coqueteo, pero por estos lugares era un comportamiento amistoso y bastante común para la gente como Bryan. Pasaron los primeros días, y casi al completar las dos semanas, ya conocía tanto de la vida de Bryan como el de la mía. La diferencia de edad no era tanta, así que teníamos bastantes temas en común. Me contaba que hace poco había terminado con su novia, que el vivía en un pueblo que estaba a unos 20-30 minutos y se estaba quedando en la casa de su abuela mientras trabajaba, y que precisamente ese fue el motivo por el que su novia había terminado con el, ya que asumió que estando lejos de seguro la engañaría. «Pero me da igual, se pasa mejo solo» decía, siempre coqueto. Un día lo invité a una fogata en la playa, que eran el atractivo turístico por excelencia para los jóvenes de por acá. Según dijo ya había ido a antes a un par, pero ninguna durante este verano, así que aceptó con gusto. Yo bebía alcohol, aunque solo cerveza y muy poco. Prefería disfrutar de las anécdotas que las personas ahí — casi todos desconocidos — contaban con total confianza; alguna primera vez ...
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