1. Alaska III.


    Fecha: 04/04/2019, Categorías: Zoofilia Autor: Juan Alberto, Fuente: SexoSinTabues30

    ... suspiro y le dije ‒ si me prometes que se detendrá si no me gusta o me causa algún mal … podría ser‒ le respondí con una cara de profunda preocupación ‒ no tienes que preocuparte porque yo estaré ahí para que nada salga mal‒ me dijo besándome con pasión para luego penetrarme con esa verga de acero que tenía entre sus piernas.
    
    Mi esposo amado me estaba follando con desenfrenada pasión pensando en las cosas que le había confesado y yo estaba corriéndome bajo su peso pensando en las vergas que mi chocho había disfrutado durante su ausencia y que ahora podría gozar junto a él, mi adorado consorte, cachondo y caliente igual que su esposa, esa noche me hizo el amor incontables veces, estaba vigoroso y lleno de energías y me las regalaba a mí, mi concha rebosaba de su semen y teníamos nuestras sabanas con amplias manchas de nuestros fluidos.
    
    La mañana siguiente mi marido preparó el trineo, su rifle, su mochila y con un beso en mi mejilla se alejó hacía el bosque en busca de un ciervo o alce, se llevó a todos los perros, incluso a Matt ‒ ¿estará celoso?‒ pensé, luego me fui a mis quehaceres y limpiando y aseando se me paso la mañana, me dedique a preparar el almuerzo, pero Robert no regresó, no estaba particularmente preocupada pues cuando él se iba de caza, muchas veces estaba hasta tres días en eso, la noche cubrió los desolados paisajes de las cercanías y mi marido se quedó la noche fuera, él tenía en el trineo medios para sobrevivir a las frías temperaturas y la compañía de los perros lo resguardaba de los lobos y los osos, así que en realidad no tenía de que estar preocupada.
    
    Me fui a la cama casi a medianoche y ya descarté que pudiese llegar a esas tardas horas, la cama sin él era muy grande y el vacío en mi almejita también, así que, con la ayuda de mi consolador y mi grueso cojín, me procuré los orgasmos que me faltaban para adormecerme placida y satisfecha.
    
    Me desperté temprano y después de desayunar, inicié mi jornada cortando leña para la salamandra, empecé a preparar el todo para recibir a mi esposo de regreso, le preparé una muda de ropa limpia, cociné unas pastas que a él le apetecen y luego me senté a esperarlo, me adormecí por un largo rato hasta que sentí el ladrido de los perros y supe que estaban regresando, me puse las botas y la ropa de abrigo para darle una mano.
    
    Apareció Robert montando el trineo tirado velozmente por los perros, traía un enorme bulto cubierto con una lona con rastros de sangre, Robert me conto que había sorprendido un alca que venía huyendo de los lobos, pero que estos se habían detenido un kilómetro antes pues habían alcanzado a un alce viejo y se estaban dando un festín, los alces habían escapado en diferentes direcciones y este se encontró a boca de jarro con el trineo, así que lo abatieron de un certero tiro y detrás de este venía un ciervo también huyendo de los lobos y también lo abatieron de un tiro, en resumidas cuentas teníamos carne para los próximos dos meses.
    
    Mientras lo ayudaba a ...
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