1. Mi odiosa hermanastra (2)


    Fecha: 15/11/2019, Categorías: Incesto Autor: Gabriel B, Fuente: TodoRelatos

    ... a estar dando explicaciones a vos. Ah y otra cosa... ¿No viste mi tanga?
    
    Me quedé petrificado ante la pregunta.
    
    —¿Tu tanga? ¿Estás loca? —dije, haciéndome el ofendido—. Qué se yo dónde está tu tanga.
    
    —Bueno... ¡Tan susceptible vas a ser! Pensé que a lo mejor se me había caído en algún lugar cuando fui a llevar la ropa al canasto, y vos la encontraste.
    
    —Si encuentro una tanga tuya tirada en el piso, no la toco ni con un palo —aproveché para decirle.
    
    —Quedate tranquilo, nunca vas a tocar una tanga como esa. No creo que las chicas con las que salgas se animen a ponerse algo así —Me contestó la perra.
    
    Corrí las sábanas a un costado, y salté de la cama. La agarré de la muñeca, y se la apreté con fuerza. No sé si fue porque ya venía acumulando bronca desde hacía meses, o porque este insulto me pareció mucho más ofensivo de lo normal debido a que ella estaba de invitada. Sería que el saberse dueña de la casa la hacía sentirse lo suficientemente impune como para disponer de mi dormitorio sin siquiera pedírmelo, y de agredirme en ese mismo lugar, el cual todos sabían que era como mi santuario.
    
    —Pendeja de mierda, vos no sabés nada de mí —le dije, furioso.
    
    Estaba totalmente sacado. Florencia, por primera vez desde que nos conocíamos, me miró con miedo. Tal vez la próxima vez que pretenda romperme las bolas lo pensará dos veces, me dije recaliente.
    
    —¡Soltame tarado! —dijo ella, casi llorando.
    
    Pero yo apreté más fuerte.
    
    —¡Me estás lastimando pendejo! —gritó después.
    
    La solté. La muñeca quedó con la marca roja de mis dedos. Florencia hizo un puchero al verla.
    
    —Pendejo boludo —Insultó.
    
    Agarró su colchón y lo llevó a rastras hasta su cuarto.
    
    ………………………………………………………….
    
    Me sentí bastante mejor después de haberle puesto los puntos a la pendeja. Pero a la tarde me dio un poco de miedo. Escuché cómo mi hermanastra se quejaba en voz alta con Pedro, su papá. Pero me armé de valor para enfrentarme a esa situación. Me dije que no tenía nada de qué preocuparme. Si la pendeja me estaba mandando al frente por haberla lastimado, les diría que ella se lo buscó. Si no les gustaba la cosa, que se fueran todos a la mierda. Ya estaba harto de que todos la vieran como la chica perfecta, cuando en realidad era una víbora. Ya era hora de sacarle la careta a esa hipócrita.
    
    Sin embargo, cuando entré a la sala de estar, oí a Florencia decir:
    
    —Pero ¡cuándo va a venir ese técnico de mierda! ¿Y por qué no llamás a otro?
    
    —El hombre tuvo una emergencia familiar Florcita —contestó Pedro, con paciencia—. Tenés que entender, no le puedo sacar la changuita al pobre, y menos ahora que las cosas están cada vez más complicadas.
    
    Ambos me miraron. Florencia con desprecio, como siempre. Pedro me saludó con la cabeza y siguió hablando con su hija.
    
    —Podés dormir acá en el living —Propuso
    
    No había pensado en eso ¿Por qué había ido a mi cuarto si podía tirar el colchón en el living, donde también había aire acondicionado? Además parecía que ...
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