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El primer squirt de Karla (5): Donni
Fecha: 14/11/2019, Categorías: Incesto Autor: Donni, Fuente: CuentoRelatos
Esto ocurrió con la primera novia que tuve. Su nombre era Karla. Llevábamos alrededor de 6 meses saliendo juntos. Los padres de Karla me detestaban, pero ella y yo llevábamos la relación en secreto. Todos los fines de semana iba a visitarla a su casa con la excusa que era un compañero de la universidad y teníamos tareas que hacer. En cuanto sus padres salían de la sala aprovechábamos a besarnos y tocarnos lujuriosamente. Era peligroso y eso lo hacía excitante. Una noche, luego de una larga conversación sexual por teléfono, le insinué a Karla que nos escapáramos a algún hotel esa noche para por fin follar a gusto. Karla lo deseaba tanto como yo, pero no era tan fácil salir de su casa. -Esta noche mi papá sale a trabajar a las 10 pm. Y vuelve hasta las 6 am. De mañana, creo que podría intentar salir de casa luego de las 10 –me propuso Karla. -Me parece estupendo, pasaré a buscarte a eso de las 11, tengo que esperar a que todos en casa estén dormidos. -Jeje bueno, me parece bien. –respondió de manera nerviosilla. Esa noche me preparé para escabullirme. Mis padres tardaron en acostarse esa noche. Eran las 11:30 cuando logré asegurarme que ya estaban dormidos. Silenciosamente y a pies puntillas crucé las habitaciones y salí hasta la terraza de mi casa. Salté por el techo de la casa de mi vecina y bajé a la calle deslizándome por una farola que estaba muy cerca de su entrada. Me sentía como un delincuente. Escabulléndome por los tejados en plena oscuridad de la noche. Le avisé a Karla de mi retraso y caminé hasta su casa. Alrededor de las 12:15 am por fin estaba llegando a su casa. Ella me esperaba en la puerta. -Perdón por el retraso. ¿Estás lista? –le pregunté susurrando para que no nos atrapasen. -Si estoy lista. Solo tengo que cerrar la puerta despacio para que no haga ruido –justo cuando estaba a punto de cerrarla, una de sus vecinas encendió la luz de su casa y abrió la puerta de la calle. Karla y yo nos asustamos, pues sabíamos que sus vecinas eran unas chismosas innatas. Karla rápidamente me jaló hacia adentro de su casa y entramos. -Carajo, casi nos ve –dijo Karla asustada. -¿Crees que tarde mucho en volver a entrar? -No lo sé, sale a fumar y suele tardar casi media hora allí. -¡¿Qué?! –respondí sintiéndome ya en aprietos. -Tranquilo, tengo una idea –me dijo Karla de manera seductora y luego me besó– ven sígueme –me dijo mientras me guiaba de la mano a través de su casa a oscuras. Entramos a la sala, subimos las escaleras al segundo piso, caminamos por el pasillo hasta su habitación. Cerró la puerta con seguro y como si nada estábamos encerrados solos en su habitación. -¿Qué… aquí, no crees que alguien pueda escucharnos? –le pregunté sorprendido -No lo creo, vi a mi mamá tomar esas píldoras para conciliar el sueño. Suele tomarlas cuando tiene jaquecas. No se despertará tan fácil. Ambos estábamos nerviosos, era la primera vez que iba a acostarme con Karla. La adrenalina de aquella situación ...