1. LOS ENCANTOS DE PAPI – PARTE 2


    Fecha: 09/11/2019, Categorías: Incesto Autor: thenderson, Fuente: SexoSinTabues30

    ... ano.
    
    ¿Por qué no?Pensó Ane, al dejarlo entrar con facilidad en su trasero un par de pulgadas, para salirse casi de inmediato. Tomás no supo en cual agujero se la metió, solo que se la metió. Sin decir nada ninguno de los dos, Anne se volvió a sentar junto a Tomás, tomando de nuevo su vergota en su mano derecha.
    
    Al sentir el cosquilleo y la respiración de Anne en su oído al lamérselo, Tomás echó su cabeza hacia atrás en el respaldo, sin poder ya contenerse gimiendo escandalosamente. Anne comenzó a masturbar a papi con ambas manos, acallando sus gemidos con su boca, entrelazando sus lenguas, al tiempo que Tomás comenzó a liberar con singular energía su abundante carga en las manos de su bella hija, quien no cesaba su suave pero constante movimiento, haciendo que su semen saliera como una gran fuga fuera de control mientras se deleitaba viéndolo casi contorsionarse con pícara mirada, volteando a la puerta de entrada, como temiendo que alguien llegara y los sorprendiera.
    
    Cuando finalmente Anne sintió que el pene de papi cesó de palpitar, exprimió su blanca carga lo mejor que pudo.
    
    “Hagamos el recuento de daños”, dijo Anne, dándole otro beso. Tomás se puso en sus manos, como un bebé que se había hecho en los pañales.
    
    Anne se puso de pie, fue al baño, y tomó un rollo de papel sanitario. Se sentó de nuevo junto a Tomás y comenzó a limpiar la zona de desastre, mientras él seguía con la respiración algo agitada, sorprendido de su hazaña. Aquello fue demasiado para un hombre tan maduro.
    
    “¡Ah, hermosa…!” por fin habló. “¡Gracias!”.
    
    Cuando terminó de limpiar, Anne le dijo sensualmente, “papi, si quieres te puedo hacer esto cada vez que lo necesites, solo me dices, pero preferiría que me cogieras. ¡Que linda verga tienes!”, reiteró.
    
    “A partir de hoy te recuperas porque… te recuperas”, continuó Anne.
    
    Tomás se incorporó un poco. Anne limpió sus manos y las manchas de semen en el asiento.
    
    “Nada me dará más gusto”, contestó Tomás con voz distinta, relajada, a la sugerencia de su hija.
    
    “¿Qué tal mañana?”, propuso él.
    
    “Mañana nos vamos a Guadalajara a visitar a mi suegrita, ¿te acuerdas?”, dijo Anne. “Pero te doy cinco días para reponerte”, agregó con sensual tono. “Yo me haré cargo de ti y tus urgencias”
    
    Como por arte de magia, Tomás dejó a un lado el estado de ánimo que lo había caracterizado por meses. Se notaba en su cara y hasta en su tono de voz. También en Anne se notaba otro estado de ánimo, como quien hace una buena obra. Se puso de pie sin esfuerzo alguno a pesar del vencido asiento. Se abrazaron y se dieron un breve beso más en la boca de despedida.
    
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    Ni Anne ni Tomás durmieron bien aquel viernes en anticipación al día siguiente.
    
    Mientras manejaba a casa de su padre aquella otoñal y fresca mañana al regresar del viaje, Anne sintió su vagina humedecerse. Estaba excitada, aunque algo desubicada. Sentía extraño. Se preguntaba que seguiría con su padre. Ni siquiera lo llamó por teléfono ...
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