1. DRACO


    Fecha: 01/11/2019, Categorías: Zoofilia Autor: Danilo, Fuente: SexoSinTabues30

    ... de sensaciones que siempre me parece eterno, como si desde el principio de mi vida lo hubiera tenido dentro mío, como si formáramos un solo ser, él y yo… perfectamente unidos, totalmente entregados, yo envolviendo su pene en mi interior, él terminando de crecer dentro, estirando al máximo mi vagina, llenándome por completo. La total oscuridad me reveló otro nivel de entrega, una entrega TOTAL a mis sensaciones sin ninguna distracción. Lo tenía sobre mí, aún fuertemente aferrado cuando sentí su pene hinchado al máximo, sus fuertes pulsaciones, presentía su eyaculación, la deseaba, cuando su clímax llegó liberó grandes chorros de semen caliente en mi interior, que chorro a chorro me llevó al segundo orgasmo de la noche que llegó como una oleada de placer de sentirme tan llena, tan hembra, tan deseada. Él deshizo su abrazo e intentó bajarse, yo hice que apoyara sus patas delanteras sobre la cama a mis costados, aún quería sentirlo sobre mí, su respiración estaba agitada, sus babas caían sobre mí espalda, yo me erguí un poco para sentir su pelaje sobre mi piel, le tomé del cuello con una mano, lo acariciaba mientras nuestros sexos seguían palpitantemente unidos. Habrían pasado tal vez 2 minutos hasta entonces. Pasamos un buen tiempo así unidos hasta que él se quitó de mi espalda, yo apreté bien fuerte mi vagina para evitar desacoplarnos hasta que logramos ponernos como la pareja canina que somos (Cola con Cola), una vez bien cómodos empecé a tocarme, tenía los labios muy hinchados, podía sentir su dureza en mi interior, me fui estimulando hasta llegar al orgasmo final, no tan fuerte como los anteriores pero muy placentero. Teníamos todo el tiempo del mundo, nos quedamos así un buen rato más, ¡Benditas rodilleras! Me quitaron la molestia del piso, esa noche prácticamente todo fue placer. Habrían pasado unos 30 minutos más o menos, según lo que normalmente demoramos en nuestros apareamientos, cuando empecé a sentir que se deshinchaba, nuestros fluidos comenzaron a filtrarse hacia fuera de nuestra unión, el ritual sexual estaba llegando a su fase final. Cuando su nudo se redujo como a la mitad, ya no pude retenerlo en mi interior y él me arrebató su pene ¡déjamelo un rato más, es mío! Le recriminaba dulcemente. No podía verlo, por los ruidos intuía que él se estaba lamiendo como siempre lo hace, luego vino hacia mí, para limpiarme con su lengua sanadora, sus lamidas fueron dándome un placer que me calmó el ardor en mi zona vaginal, él siguió lamiendo el piso luego se recostó, yo también me recosté al lado de él y lo abracé, estuvimos así un momento más, hasta que recuperé fuerzas, debía regresar al mundo real, a tientas fui quitando los paneles de las ventanas, la abrí, saqué a mi amado, tuve que volverme a limpiar pues aún me salía semen de la vagina, luego me recosté en la cama y dormí plácidamente.
    
    Ese fue el inicio de nuestra relación como pareja estable, teníamos intimidad todas las noches sin falta, incluso si me encontraba con el periodo no le ...