Pau y las prácticas en la Masía. Capítulo 5 - Relatos Eróticos

Pau y las prácticas en la Masía. Capítulo 5

... veces una respuesta pero la borraba. Al final me decidí por la siguiente.

“ Igualmente - no me salía llamarle por su nombre - Estuvo guay conocerte. Yo voy todos los días. Nos vemos” - tampoco me salía utilizar la palabra abrazo.

Con los nervios y la emoción, ni me había dado cuenta, que el simple hecho de escribirle, había producido una erección de mi polla. El mensaje estaba enviado pero no leído. Seguramente estuviera ya durmiendo.

En el sofa del salón, me baje el boxer. Estaba duro, así que simplemente cerré los ojos y empecé a pensar en esa fantasía que tenía. No me costó mucho correrme. Fue abundante y el semen acabó sobre mi pecho. Me limpié y directamente me fui a la cama.

El sábado fue como todos los días de prácticas. Ese día no fui al gimnasio, tenía prisa. El partido con los colegas era a las 8. Lo habían cambiado para que yo pudiera asistir. Sudamos bastante. En Barcelona en junio ya empieza a hacer calor.

El partido fue tarde, así que la mayoría de nosotros nos fuimos a nuestras casas a ducharnos. Jordi y Manel se quedarían esta vez en mi casa. Tenía pendiente contarles mi encuentro con Gerard. Menos mal que tenía la foto, de lo contrario, no me creerían. Desde ese día, no tuve ocasión de verlos y me apetecía contarles la historia en persona. Lo que no tenía claro, era si iba a contarles lo que realmente me había despertado.

El sábado noche fue como todos. Nos bebimos lo que no estaba escrito, pero ni Jordi, ni Manel tuvieron éxito esa noche.

A las 5 de la mañana los tres entrábamos por casa. Como era costumbre, les invité a la última cerveza en el salón. Los tres nos quitamos los pantalones al llegar, hacía calor, así que simplemente nos quedamos con unos bóxers. La ropa quedó desperdigada por el medio del salón.

Reconozco que esa noche, habíamos bebido bastante. Mis amigos se irían de vacaciones y había sido una especie de despedida. A los tres nos costaba articular palabra, pero a pesar de eso, no parábamos de hablar mientras bebíamos cerveza. Era el momento perfecto para contarles que había conocido a Gerard.

Me incorporé hacia adelante levemente y cogí el movil que estaba en medio de la mesa. Busqué la famosa foto. Giré el movil y me fijé en sus caras. Manel fue el primero en reaccionar.

Cogí el bote de cerveza y bebí. Utilicé esos segundos para pensar que contaba. Tenía distintas opciones. Desde una versión suavizada, sin entrar en muchos detalles, hasta contar realmente lo que ese encuentro había supuesto. Estábamos borrachos, yo también, así que desconocía completamente hacia donde podía derivar la conversación. Por otro lado, eran mis mejores amigos, teníamos 20 años y seguramente no le dieran tanta importancia como yo le estaba dando.

Empecé a contarles, lo que a vosotros ya os he contado. Como podéis imaginar, las interrupciones de Jordi eran frecuentas. Manel simplemente escuchaba. Las preguntas, a esas horas de la noche y con tanto alcohol encima, eran completamente directas: como ...