El maleante V. Final - Relatos Eróticos

El maleante V. Final

La recuperación de mis lesiones fue tediosa, principalmente la impotencia de no poder valerse por uno mismo en nada. El primer mes fue completamente frustrante, por suerte la escayola de los brazos me la pudieron quitar, pero para la de la pierna tenía que esperar aún debido a los pernos que me habían puesto, además para quitarlos tendría que pasar de nuevo por quirófano.

La relación con Juan seguía su curso de manera positiva, siempre que podía venía a verme a casa antes o después del entrenamiento, jugábamos a las cartas, a la consola o simplemente me acompañaba a tomar el aire tirando él de la silla de ruedas. En esos momentos de intimidad en la calle era donde podía conocer realmente a Juan, sus dudas, sus temores, sus sueños, a veces quedaba embobado mirándole y solo podía agradecer tenerle en esos momentos junto a mi.

Juan: y recuerdas algo del accidente.

Pablo: no mucho, recuerdo como si se detuviera todo en el momento que me arrolló el coche, me sentí volar y de pronto un golpe seco donde de repente se terminó todo. Luego ya cuando desperté en el hospital oyendo a mi madre y luego bueno, pues verte a ti

Juan: vaya estropicio tío, no me cansaré nunca de pedirte perdón, fue culpa mía no pararle los pies.

Pablo: ya da igual tío, que estés aquí conmigo y ayudándome así es lo que me importa.

Juan: no puedo hacer menos. ¿Te puedo contar algo? pero por favor promete que nunca se lo dirás a nadie….

Pablo: no te preocupes con tanta pastilla quizás mañana ni me acuerde ajajaja

Juan: en serio por favor, es algo serio.

Pablo: que si, te lo prometo.

Juan: Chustis también tiene fotos mias…. también me ha chantajeado

Pablo: ¿¡qué dices!? ¿cuándo?

Juan: ya te lo contaré, pero al final se resume en que si hacía lo que él mandaba y le iba pagando no lo enseñaba a nadie. Lo único bueno es que me dejaba hacerlo con los que el chantajeaba, en plan, bueno, como contigo

Pablo: me cabrea bastante eso, le tenias que pagar? pero eso es extorsión o algo asi no?

Juan: si, pero no podía arriesgarme tio, si quiero ser algo en el fútbol tengo que ser hetero, eso es asi.

Pablo: eso es demencial, que más da a quien te folles.

Juan: las cosas funcionan asi tio, tengo que ser “hetero”

Pablo: ¿entonces nunca seremos nada?

Juan: claro que lo seremos, no se el qué al final, pero eso si, tendrá que ser a escondidas.

Las palabras de Juan contrariaron bastante a Pablo, él quería ser algo de Juan, algo más que un simple polvo, pero la presión que tenía Juan por su futuro y su miedo harían muy difícil llevar esa carga.

Al cabo del tiempo, por fin me quitaron los pernos de la pierna y estaba más cerca de poder quitarme las muletas, tendría que llevar una férula especial y andar con muletas pero si todo salía bien en menos de un mes ya estaría en rehabilitación.

Juan me había invitado a cenar por su cumpleaños y habíamos quedado en un sitio cerca de mi casa para que no tuviera que hacer mucho esfuerzo al ir. Sobre las 20 ...