1. Amante de la carne 2


    Fecha: 01/04/2019, Categorías: Hetero Autor: Lyser, Fuente: TodoRelatos

    ... las tetorras iban sueltas.
    
    Ya a mi lado, nos fundimos en un abrazo seguido de un largo y cariñoso beso. La verdad que se la veía pletórica, venia con la cara pintada muy suave, y con colores de venir andando y el calor de noche Abulense.
    
    Paseábamos cogidos de la cintura, por las murallas. Eso que tanto me miedo me había dado. Pero yo estaba loco de contento. Cuando alguien se nos quedaba mirando, como diciendo y ese chaval que hace con ese cachalote, yo solía aprovechar y darle una palmada en el culo, o un buen beso en la boca. Me estaba poniendo bastante la situación de provocación, y de romper el molde de que un chico delgado, fuera con una chica gorda.
    
    Tomamos algo en un bar, y decidimos de mutuo acuerdo ir al hotel. Llevábamos un rato enrollándonos en una esquina del bar, y estábamos malísimos de calentura.
    
    No perdimos tiempo. Ya en el ascensor, fui yo quien la llevo contra la esquina. Con mi lengua dentro de esa boca caliente, empecé a meterle mano por debajo de la camiseta. Pensaba que lo que iba a empezar a tocar, era la tripa. Pero no era lo que esperaba. Lo que había eran las tetas. Eran tan grandes, y tan caídas que colgaban hasta el ombligo. No lo pensé, busqué aureola y pezón, y fui haciéndoles circulitos hasta que fueron cogiendo dureza. Eran unos pezones gorditos, anchos.
    
    En un arrebato agarre la camiseta la levante, y casi me caigo de espaldas al ver esas ubres tan grandes, y bonitas. Efectivamente colgaban, colgaban y mucho. Cogí una con cada mano, y las aprete. Ella suspiraba, con cada arremetida, que fue parada por la señal de que habíamos llegado a mi planta. Rápido nos recompusimos, ya que llegaba gente para entrar al ascensor.
    
    Entre risitas salimos, sabedores de que se habían dado cuenta, que algo hacíamos.
    
    Abrimos la habitación, y la lujuria nos inundo cado uno de los poros de la piel. Ella tiro el bolso, al suelo, yo según entre me quite la camiseta. Montse me miro con esos ojos de gata, saco la lengua y se relamió. Se acerco a mí, y empezamos de nuevo a besarnos.
    
    Ella se separó empezó a besarme el cuello, y se metió mi pezón en la boca. Fue relamiendo, haciendo circulitos, hacia el movimiento que yo llamo “chupar el helado”, que es coger y pasar la lengua de arriba abajo, con la lengua blanda. La cosa termino con un mordisquito cariñoso, y con un chasquido de su lengua, se dio la vuelta y apoyo los brazos en una mesita que había en la entradilla de la habitación.
    
    Miro hacia atrás, desde esa posición con mirada picara, y poniendo el culo en pompa. Aquella imagen, me puso a 100. Me acerqué despacio, le puse la mano en la espalda y poco a poco fui bajándola los pantalones. Me separe para ver un culo de los que tanto había soñado probar, y allí delante mío lo tenía en pompa y dispuesto.
    
    El culo era grande, formado por 2 cachetes con marcas de celulitis, duro y como si fuera explotar. Iba coronado por un tanga por un tanga burdeos que se perdía entre la carne. Nunca he sido yo muy comedor de culos, ...