1. El placer de follar con mi suegro


    Fecha: 14/10/2019, Categorías: Incesto Autor: Fd, Fuente: CuentoRelatos

    ... con todos, desde el personal del estacionamiento hasta sus socios más allegados.
    
    Vivimos en la misma propiedad; mis suegros y mi cuñada en la casa principal y Esteban y yo vivimos en una casa más pequeña al final del jardín, en una casa para invitados cerca de la alberca que terminó siendo nuestra temporalmente mientras él se establece en el negocio y yo termino mis estudios y podamos permitirnos ir a nuestro hogar definitivo.
    
    Me encanta la propiedad está a las afueras de la ciudad sin mucho tráfico y es tranquilo, tiene un gran jardín y muchos árboles frutales.
    
    En eso estaba yo buscando entre las ramas de uno de los ciruelos algunas frutas maduras para llevar a mi boca estaba cerca de la recamara de mis suegros, algo en la habitación; un movimiento llamó mi atención.
    
    Mire con más cuidado y descubrí a mi suegro desnudo masturbándose mientras miraba la pantalla de su teléfono.
    
    Me quedé plantada en ese mismo lugar sin saber cómo actuar. Pude irme como si nada ocurriera, pero lo cierto es que me quedé ahí hipnotizada con los movimientos de su mano sobre su paquete.
    
    Me metí en su intimidad y no hice ruido ni movimientos para que no me descubriera espiando.
    
    Su mano subía y bajaba por su miembro a distintos ritmos, más lento a veces y luego a una velocidad feroz, luego acariciaba sus bolas de repente o se concentraba en tocar solo la cabeza de su verga, note como ese movimiento le hacía temblar las piernas de placer. Luego me concentré en sus gestos, en la manera en que su rostro se iba transformando, en como se ponía de puntitas cuando su mano estaba en la parte más alta de su erección, en el movimiento de cadera que lo acompañaba. Era como si estuviera follando con alguien invisible. Y por las relaciones de mi cuerpo podría decir que yo también estaba follando ahí con él…
    
    El calor me invadió, lleve una ciruela a mi boca y la mordí, un pequeño mordisco que me permitió poner la lengua entre la carne de la fruta, lami imaginando mi boca en su dureza, casi podía sentir los movimientos de su cadera chocando contra mi garganta y sentí placer, podría decir que ese hombre me hizo sentir más placer sin tocarme a más de tres metros de mí que lo que me provoca mi marido cuando invade mi cuerpo.
    
    Su explosión fue brutal vi como su simiente salía disparado a gran velocidad y distancia de su cuerpo, pero lo mejor fueron sus gemidos de placer que llegaron hasta donde yo estaba, ahí sí que me moje, casi corrí a mi habitación a desnudarme deslice mis dedos entre el vello dorado de mi pubis y seguí bajando hasta mis labios húmedos y calientes, me deje llevar pensando en el hombre que acababa de derramar su semen sobre el suelo de la habitación deseando que me bañara con una de sus descargas.
    
    Han pasado cuarenta y cinco días con ocho horas y treinta y cuatro minutos desde que lo espíe en su habitación, ahora nos encontramos como familia en unas merecidas vacaciones de ocho días en la costa del Pacífico mexicano.
    
    El lugar es hermoso una ...
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