Evolución - Relatos Eróticos

Evolución

Desde que los animales evolucionaron, la vida no ha vuelto a ser la misma. Las sociedades cambiaron por completo, ahora animales y humanos intentaban mantener la paz. Algo difícil, pues para mucho aquellos que ahora eran sus amigos, antes fueron sus alimentos.

Por suerte, el gobierno mundial instauró una nueva jerarquía, así como la ley vegana. Una ley que obligaba a todo ser vivo con uso de razón a alimentarse tan solo de plantas o de aquellos seres vivos que al morir donaran sus cuerpos a la causa (es decir; dar de comer carne aquellos que pudieran pagar el precio)

Como os podéis imaginar; muchos cumplían la ley, algunos no probaban la carne desde hacía siglos, en cambio, otros. Bueno… Por mucho que las sociedades evolucionaran el dinero siempre sería la “oveja negra” del mundo.

Aquellos que podían pagar carne, no se contentaban con la de un ser vivo anciano, no. Ellos, pagaban por carne joven, en buen estado, de la que seguía bombeando sangre mientras la tenían cautiva.

El gobierno, a pesar de ser consciente de ello, no podía hacer nada si todo ocurría a escondidas de la sociedad.

Y en medio de toda esa mierda me encontraba yo, la mano derecha de uno de los capos más sanguinarios de la ciudad. Al principio, no quise formar parte de ello, me parecía cruel y un acto más que sádico. Pero mi padrastro no era la persona más comprensiva del mundo, y aunque jamás nos hizo nada a mi madre y a mí, no estaba dispuesta a llevarle la contraria.

Por suerte, tan solo me ocupaba de la gestión administrativa de la “empresa”, no tenía que ver nada desagradable. De ese cometido se encargaban los otros, seres vivos que trabajaban por un precio.

Había de todo, humanos, leones, rinocerontes, toros, tigres. Seres vivos, fuertes y de gran tamaño. Conservaban su apariencia animal, aunque eran bípedos como los humanos. Lo que provocaba que muchos fueran tan altos como jugadores de baloncesto y tan fuerte como jugadores de rugby.

Una mezcla altamente letal, pero que al parecer mi padrastro había conseguido aterrar de alguna manera. Yo asumí mi rol, lo mejor que pude, era como una secretaria venida a más. La “corderita” del jefe me llamaban.

Imagino que por la piel de tez lechosa y el cabello blanco, pero poco más, yo era humana, al igual que mi madre. Las relaciones entre especies estaban bien vistas, imagino que de alguna mezcla así salieron los primeros animales evolucionados. Pero no hay constancia de ello.

Mi padrastro, en cambio, era un león albino. Una eminencia en esta sociedad, ya que casi llegaron a extinguirse, aunque por suerte las relaciones entre especies consiguieron adecentar su ADN y volvieron a crecer en número. Algo así como unos Targaryen de la serie antigua “la casa del dragón”

Aunque los leones albinos tenía permiso para mezclarse con humanos y otros leones albinos, el gen humano les permitía proseguir con la raza. Pero jamás mezclarse con otras razas de leones u otros seres vivos, las mutaciones no eran bien ...