1. Viagra fem a mi mamá (1-2)


    Fecha: 12/10/2019, Categorías: Incesto Autor: Erothic, Fuente: CuentoRelatos

    ... mamá para dárselo a probar. Sin embargo, al salir a la sala ella ya había entrado a su cuarto. Pero no me rendiría. Me acerqué a su puerta y toqué un poco antes de entrar. Ella estaba preparando su cama.
    
    -¿Qué rayos quieres? –Me preguntaba fingiendo enfado. –Te lo dejo aquí. No digo nada… Si quieres… –Le insinuaba entre graciosos ademanes, al tiempo que le dejaba aquel consolador sobre su buró cerca de la puerta. Enseguida salí de su cuarto, apagando su luz principal, mientras ella terminaba de sumergirse en sus sabanas.
    
    Adrede, había dejado su puerta entre abierta, tan solo lo suficiente para que pareciese que estaba cerrada. Sabía que se pondría bueno. Enseguida apagué el resto de las luces de la casa y me puse cómodo a las afueras de su recámara, espiando por la pequeña rejilla que habría dejado.
    
    Lentamente me acerqué a su puerta, silenciando mis pasos tanto como podía. El departamento estaba en total silencio, solo se escuchaba mi respiración y los fuertes latidos de mi corazón en todo el piso.
    
    De cuclillas me asomé por el delgado espacio que habría entre su puerta y el marco de la misma. Y ahí estaba, podía ver a mi madre recostada bajo la cama, ahora sin su toalla en la cabeza, liberando su larga y morena cabellera ondulada. Iluminada por su luz de su lámpara de noche desde su pequeña mesa a un costado de su cama.
    
    Se le notaba muy ansiosa, hasta temerosa, seguramente se debía estar preguntando qué le sucedía. Era muy divertido, verla así me daba material para burlarme de ella por meses. Pero entonces todo cambió. Pude ver como comenzaba a tocarse, deslizando sus manos con sensualidad por su cuello, hombros y pecho, hasta llegar a sus senos escondidos bajo sus cobijas, acariciándolos con ternura y seducción, sin prisa, gozando de sus caricias y perdiéndose bajo la penumbra de sus parpados cerrados.
    
    Sabía lo que haría. Estaba hecho. La broma había terminado, era tiempo de largarme y esperar al día siguiente para confesarle todo y burlarme de ella. Pero no pude. Simplemente no podía apartarme de ahí. No sé bien explicarlo, era como una fuerza que no me permitía moverme. Era el morbo, el pecado y el placer del voyerismo familiar. Quería verlo todo, verla como se tocaba, ver sus reacciones y sensaciones. De cualquier manera jamás sabría que la estaba espiando, y sí lo hacía, sería demasiado tarde, ese placer nunca me lo podría quitar.
    
    Me puse cómodo y seguí observando. Veía a mi madre excitada como nunca, intentando controlar su respiración mientras sus manos jugaban en sus pechos, bajando traviesas por su vientre hasta su entrepierna, oculta tras los telares de su aposento nocturno.
    
    Seguía tocándose con extremo placer, haciéndose estremecer llena de pasión por aquel potenciador de placer estimulándola en sus venas. Llena de deseo, aclamaba las caricias de sus palmas masajeando todo su cuerpo, expresando ligeros sollozos y quejidos sensuales, gozando completamente del momento, sin saber bien por qué.
    
    Y ahí estaba yo, ...
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