El viaje de Iván - Relatos Eróticos

El viaje de Iván

... mierda otra vez. Al final entendío que no iba a quitarme y se quedó observando atentamente. Cuando asomo el primer mojón, abrí bien la boca y acertó de lleno. Con el segundo paso lo mismo pero cayó casi todo a mi pecho y luego al suelo. El resto cayeron todos en mi pecho rebotando y precipitandose al suelo. Tenía la cara y la boca llena de mierda equina. Que gustazo. Tragaba todo lo que podía, y la chica se acercó a mí para comerme todo el morro. La hindú era una marrana. Nos liabamos pasándonos las heces de boca en boca. Pille del suelo más excrementos y se los frote por el cuerpo. Unte mi miembro viril con más mierda y la puse de espaldas. Me la quería follar hasta que me corriese, y así lo acabe haciendo. Ambos gemiamos, estábamos pringandos de mierda, y mi polla la embestía con fuerza. Sus nalgas manchadas de heces me ponían burro. Nose cuanto rato estuvimos haciendolo, pero diría que mucho. No aguante más y acabe dentro de ella. No tenía condón pero confiaba que al ser un anal no habría mucho problema. Aún teníamos mierda en la cara así que nos dimos lametazos mutuamente hasta que se quitará.

Nos metimos en un abrevadero que había cerca para darnos un baño. Cuando estuvimos lo suficientemente limpios, nos vestimos y de nuevo llevamos al caballo donde lo habíamos cogido. No le pregunté si era suyo, pero a esas alturas ya me daba igual. Acariciamos al animal, y me pase por un puesto a comprar alguna chuche para el caballo. Cuando la vio se puso muy contento, era su recompensa por habernos hecho pasar un rato inolvidable. Me despedí de la india, haciendo un namaste. Me dio pena porque en el fondo sabía que nunca la iba a volver a ver, era lo más seguro. Pero le pregunté su nombre, quería saber al menos con quien había hecho aquel trio. Latika se llamaba, en hindi significa diosa, y joder vaya diosa era la jodida.

Ya era tarde. Puse dirección a la parada y espere al bus que me llevaba de vuelta a Jaipur. Durante el trayecto no podía dejar de pensar en aquel polvo, todo había sido espectacular sin ningún duda. No me percaté que el tipo que tenía asentado al lado, se había puesto los dedos en la nariz del mal olor que mi cuerpo desprendía, cuando lo vi me hizo gracia la imagen.

Recogí todas mis pertenencias del hostal y puse rumbo a la estación de bus de la ciudad. El trayecto hasta Nueva Delhi sería largo. Me puse cómodo en el asiento y cerré los ojos. Llegué sobre las 2 de la mañana, lo único que quería era meterme en la cama y echarme una buena cabezada.

Aún me quedaban 4 días en la India. Pero no pretendia salir de Nueva Delhi. Visite algunas zonas que aún no había visto, algún templo hinduista y poco más. Me compré algún recuerdo en la típica tienda para guiris, donde no dudaron en sablarme con el precio, como no.

El último día me despedí del recepcionista que a pesar de la metedura de pata con la feria seguía siendo buen tipo. Me pidió un taxi, y eche un último vistazo al hotel desde fuera. No era el W Barcelona pero no estaba ...