1. Probando frutas maduras y ajenas (3)


    Fecha: 31/03/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Ber, Fuente: CuentoRelatos

    ... sí, solamente traía unas pantimedias de seda muy clara para resaltar sus piernas. Por si fuera poco, su apariencia jovial se reafirmaba con los quince centímetros arriba de las rodillas que tenía la falda y las sandalias de tacón medio, también en color plateado. La indumentaria y el delicado maquillaje le restaba casi diez años de edad.
    
    Cuando llegué puntual a la cita, ella me abrió la puerta y me quedó clarísimo el alcance de esa cena…
    
    –¡Pasa, no te quedes ahí parado! –fue lo que me dijo al mirarme asombrado y boquiabierto.
    
    –Paso, y si me ha de comer el lobo, ¡que me coma! –grité y obtuve de ella una carcajada.
    
    –¡Ja, ja, ja!, eso será más tarde… –dijo premonitoriamente y me dio un pico en la boca–, te lo prometo...
    
    Con música suave, bailamos como dos enamorados calientes. Besé y acaricié sus brazos, sus manos y todo lo que estaba descubierto. Ella se untaba a mí para sentir mi pecho con el suyo, mi turgencia con sus piernas y me bajaba la mano para que ésta quedara más debajo de su cintura. En una de las piezas, donde ella cantó seductoramente la letra mirándome a los ojos, mis dos manos reposaron sobre sus nalgas hasta que concluyó la melodía. Al terminar, me invitó a sentar en el sofá.
    
    –¿Qué te sirvo de tomar? –preguntó solícita.
    
    –Además de ti, lo que quieras… –dije mirándola libidinosamente.
    
    Ella sonrió satisfecha de mi mirada, y me mostró las diversas bebidas que tenía.
    
    –Tomo lo que me des, incluida la sangrita con pelos, si es temporada –dije acariciándole el pubis.
    
    –No es temporada, pero otro día puedo invitarte, si es que tienes gustos de vampiro… –dijo, moviendo mi mano para que siguiera acariciando su vientre bajo–. Yo prefiero el vino, señaló hacia un par de botellas de Beaujolais.
    
    De inmediato me levanté y tomé el sacacorchos para destapar una. Después de que se aireó, Carmen trajo dos copas y serví la bebida. Ella, antes de que me sentara dijo “Quiero hacer un brindis”
    
    –Brindo por lo que lograste animar y enseñar a esta alumna burra para que terminara mi licenciatura. ¡Muchas gracias! –chocó mi copa y bebimos la mitad del contenido.
    
    –Quiero aclarar tres cosas: en primer lugar, la del logro fuiste tú; en segundo, no eres burra, el burro soy yo –dije lanzando mi pubis hacia adelante para hacer más notoria mi erección–. Por último, más que burra, pareces vaca –y me fui con la boca directo hacia su busto.
    
    –¡Ja, ja, ja! Con calma, goloso, para todo hay tiempo esta noche… –dijo sentándose y señalando que me sentara junto a ella.
    
    La música siguió y platicamos de sus hijos, de que ya no extrañaba a su marido pues aquello solo eran discusiones y maltratos en los últimos años. Cuando llevábamos más de la mitad de la botella de vino consumida, interrumpió la caliente plática que teníamos sobre Goya, la cual había iniciado con la promoción que ella le hizo a Carmen cuando le mostró el acta del examen profesional, la cual elevó sustancialmente su sueldo. Pero lo caliente derivó a aquella noche del ...
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