1. Secuestro y Emputecimiento de Nina (12), Capítulo VII: Noche de arrumacos y merca entre la nena y el Jefe


    Fecha: 04/10/2019, Categorías: Dominación / BDSM Hetero Sexo con Maduras Autor: DarioCodomano, Fuente: SexoSinTabues30

    ... corruptor, raspándose la lengua con la áspera barba de su macho. El Jefe, en tanto, seguía aspirando la fragancia embriagadora de la nena recién bañada.
    
    Cuando Nina empezó querer desprenderle la camisa del smoking, el Jefe le agarró las manos, las juntó y se las besó y le ordenó ‘Ponete las plataformas, andá a darle play al CD de los Wawancó y haceme un bailecito sacándote la toalla hasta quedar en concha’.
    
    La nena le tiró otro chupón, respondido con otro piquito del viejo bigotudos y, resignada, le obedeció y empezó a hacerle un bailecito y a taparse con la toalla ya desanudada; el viejo se la arrancó de las manos y le dijo ‘Bailame sexy, provocativa’. Ruborizada, la nena, que en su vida había bailado cumbia, empezó a mover el culito de una manera tan torpe e infantil que al viejo le cimbró otra vez la pija y empezó a pajearse mientras la nena, abrumada por su poder sobre la verga de su violador, daba vueltitas revoleando el culazo al ritmo de ‘La burrita’.
    
    Así estimulada, la nena empezó a mover el ojete con ímpetu en cuanto arrancó ‘Cumbia en Cartagena’. A los cinco minutos, ya en confianza, empezó a mostrar el resultado de sus clases de danza, y ya se había convertido una cumbierita calientavergas como el mundo no ha visto.
    
    El viejo verde, conteniéndose para no arrojarse sobre la nena y cogérsela ahí nomás sobre el piso de cemento pintado de verde, se paró, la ciñó de la cinturita ínfima y empezó a bailar con ella con una mano apoyada en el culo que ya para ‘El cuartetazo’ eran dos manos en el ojete, que la nena movía desenfrenadamente entre risas y tratanto de apoyar la conchita en la verga.
    
    Sin dejar de bailar, el Jefe pegó su vientre al de la nena y pasó la verga bajo la conchita, entre las piernas poderosas de la borrega. A la altura de ‘El pescador’, el baile ya era un franeleo de vergota peluda contra conchita pelada. El viejo la fue llevando contra la pared, le ensartó la conchita y la empezó a coger al ritmo de ‘La guayabera’. Ya para la mitad de la canción la había volteado nomás sobre el piso de cemento verde y la estaba cogiendo ‘a ritmo’ paralelo a la pared, en el espacio que dejaba la heladerita entre la pared y la mesa.
    
    En ‘La caña dulce’, el viejo verde se inspiró y empezó a morderle la hasta ahora olvidada tetita derecha, cogiéndola un poco más lento. Luego estiró las dos tetitas lo más que pudo, haciéndola aullar de dolor, para lamerlas al mismo tiempo. El truco enloqueció a la pendeja, que tiró la cabeza para atrás, enganchó sus espléndidas piernitas a las piernas peludas del Jefe y le abrazó la cabeza. El viejo, así estimulado, se metió toda la tetita derecha en la boca y empezó a morderla fuerte mientras la lengua lamía degeneradamente el pezón. Eso hizo que la nena desorbitara los ojos, mirando al vacío y abriendo la boca en un sorprendido ‘Aaaay! Aah! Aaah! Aaaaaaaagh!’ orgásmico. El Jefe no podía morderla más fuerte por la sonrisa triunfal que se le dibujaba con el pezoncito entre los dientes mientras ...
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