1. Un niño llamado Antonio V


    Fecha: 04/10/2019, Categorías: Gays Autor: Pavic, Fuente: SexoSinTabues30

    Que tal amigos lectores, por motivos de fuerza mayor pospuse en demasía la continuación de éste relato, y cuya narración proseguiré para ustedes, a la espera de vuestro dulce deleite. Aquí les va.
    
    Aquella noche, aquella bendita noche de lujuria desbocada en que finalmente pude recorrer con mi miembro las entrañas de Antonio hasta llegar a lo más hondo de su infantil esencia, nos había dejado rendidos al extremo de perdernos en un sueño profundo. El niño yacía sobre mi pecho, derramando sus calientes babas mientras dormía con la boca abierta, y aunque sentía la tentación de besarlo, el letargo del cuerpo me impidió hacerlo. Me había dormido feliz a su lado, junto al calor de su cuerpo, dichoso de haber sido el primer hombre en su vida, el único en desvirgarlo, el único capaz de hacerlo gritar de dolor y gemir de placer a la vez, y colmado de expectativas para nuestras futuras sesiones amatorias que sin lugar a dudas ocurrirían los días siguientes.
    
    Cuando los primeras lumbres del alba se escurrían entre el cortinaje, sentí nacer desde mi ombligo olas de cosquillas y golpes de involuntaria electricidad. Solía amanecer con esas sensaciones cada mañana, las cuales siempre satisfacía con una buena masturbada, sin embargo, la creciente excitación que anunciaba mi ingle me fueron sacando poco a poco de mi letargo, para abrir los ojos y descubrir a mi pequeño novio engullendo mi verga en profunda deglución, lento, suave, pausado, apretando con su mano el miembro desde la base para asegurar la constante erección, y para cuando fijó sus ojos en las míos advirtiendo mi despertar engulló de una todo mi parado pene desde su cabeza hasta el tronco, tocando con sus labios y nariz mis vellos pubianos, arrancándome un grito de inevitable placer abundante:
    
    -¡Mierda Antonio, pero que delicia!- El muchacho animado por mi expresiva calentura, comenzó a acelerar el ritmo, chupaba casi como si quisiera desprenderme el falo del cuerpo, sus salivas se derramaban por el tronco junto a mi precum que iniciaba su aparición como buen condimento de la exquisita felación que Antonio me estaba brindando. Sus manos contribuían a la masturbación en armonioso acople, y justo cuando creí que estallaría en su paladar advirtiéndole “me vengo Antonio, me vengo”, se detuvo en seco para respirar con agitación, se echó sobre mi cuerpo y comenzó a besarme con un frenetismo que no le había visto antes, con alocado desespero mientras mis manos recorrían su cuerpo y sus pomposas nalgas, esas que me volvían loco, esas que siempre había deseado desde el primer día que lo vi entrar en las polvorientas canchas de tierra, y que poco a poco comenzaban a descender sobre mi erectísimo pene a punto de estallar.
    
    El chico aún conservaba una generosa cantidad de lubricante dentro del hueco de su culo, y con sus salivas tras la chupada y mi precum en la punta se sentó en mi verga ensartándose sobre ella hasta el fondo, dando un agudo grito de placer, en donde el dolor de su desvirgue ya era ...
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