1. Estrenando a Daniel. Cuando dos hermanitos compiten


    Fecha: 02/10/2019, Categorías: Incesto Autor: Tio64, Fuente: SexoSinTabues30

    Y a la mañana siguiente, cuando despertamos revisé su culito y ví que ya estaba cerradito de nuevo; le pregunté si aún le dolía y me respondió que ya casi no. Lo acerqué a mí, lo abracé y acaricié un poco, le agradecí de nuevo el haberme dejado meterle mi pito, le dije lo mucho que me había gustado y le pregunté:
    
    –¿A ti también te gustó?
    
    –Sí, tío, me gustó pero me dolió mucho aunque al final sentía cómo metía y sacaba su pito…se siente bien.
    
    –Oye, ¿Y me dejarías de nuevo meterte el pito en tu culito?
    
    –Yo creo que sí, tío, pero ahorita no, porque me duele todavía.
    
    –¿Y a la noche?
    
    –Sí, a la noche sí…
    
    –Muy bien, gracias de nuevo por lo bien que te portaste y lo valiente que fuiste. Ahora me gustas y te quiero más que nunca. Ya verás que cada vez te dolerá menos, anda, vístete y vamos un rato a tu casa. Acuérdate que no debes contarle esto a nadie, ¿Eh?
    
    –¿Ni a Daniel, tío?
    
    –Tampoco a él, porque se va a sentir y enojar contigo y conmigo y podría decirle a tu papá lo que hicimos y a ti y a mí nos pondrían una buena chinga, esto debemos guardarlo en secreto.
    
    Él me dijo que estaba bien, lo acompañé a su casa a desayunar. Yo notaba muy serio a Daniel y le pregunté qué tenía, él me dijo que nada. Pero su madrastra dijo que desde ayer estaba así, celoso porque ya eran dos noches que me llevaba a su hermano a dormir y a él no y nosotros le decimos que ahora seguro sí lo vas a llevar a él contigo, que no se preocupe.
    
    Yo: –Pues si quiere u me dejan, me llevo a los dos a la noche…
    
    Ella: –No, eso no, cuñado porque necesito a uno de los dos para que me vaya temprano a traer mandados. Escoge a uno y luego nos dices…
    
    Yo: Está bien, pensando por dentro: “Ya valió, apenas que me estaba cogiendo agusto a Armando”
    
    Me retiré a la casa a descansar y leer un poco. Al rato llegaron ellos dos a jugar en el patio y me preguntó Daniel, de 6 años:
    
    –¿Verdad tío que ahora voy a venir yo? ¿Verdad que ahora me toca a mí acompañarlo?
    
    –¿Cómo ves, Armando, me dejas invitarlo a él ahora?
    
    Armando: –Sí, si usted quiere, tío, invítelo a él… ¿Y a él también se la va a meter? Ay, perdón, se me olvidó…
    
    Yo: –No, Armandito, Daniel está muy chiquito aún.
    
    –¿Para qué, tío? ¿Qué le metió a él?
    
    Yo: –Nada, una llave jugando luchas, pero le dolió y lloró un poco.
    
    Daniel: –Ah, pues yo también quiero que me la meta esa llave a la noche.
    
    Yo: –Ya veremos, pero no la vas a aguantar, yo sé lo que te digo, pero por favor no comentes esto en tu casa porque podrían enojarse o pensar otra cosa…¿De acuerdo?
    
    Daniel: –Sí, tío…
    
    Después de un rato los llamaron a comer a su casa. A la noche fui por ellos y Daniel ya estaba listo con su cobijita y almohada, bien lindo él… Al pasar por el patio que comunica las dos casas, me agarré el bulto y le dije:
    
    –Mira cómo lo traigo de pensar en ti, Daniel y en cómo vamos a jugar al rato.
    
    –Yo también traigo mi pito parado, tío, mire. Y se bajó su short para mostrarlo
    
    –Mmmmhhh qué rico, a ver deja ...
«123»