1. El masaje


    Fecha: 30/03/2019, Categorías: Hetero Autor: Topitopi, Fuente: SexoSinTabues30

    ... pudiendo conmigo, en alguna ocasión la escuché respirar fuerte, en alguna ocasión senti que sus bajos me mojaban la parte trasera de mi pierna, al mismo tiempo me estaba dejando relajado, con el masaje, hasta que llegó el instante en que pellizó fuertemente mi espalda, se sentó sobre mi pierna separando las suyas y ahogó un pequeño grito de placer, sentí que había tenido un orgasmo en mi pierna, su vagina chorreaba toda.
    
    Me atreví a preguntarle:
    
    – Rosita, dime la verdad, y ¿tus bragas? – Las olvidé en casa, Víctor, si quieres, voy a por ellas… – No, no, me gustaría sentir otro tipo de placer, que siempre se lo quise pedir a tu madre, pero dudaba que me lo diera. – ¿Tu crees que no? Yo también he aprendido a hacer esos masajes, observándola cuando no sabía que miraba. – ¿Sabes a que me refiero entonces? – Claro, date la vuelta.
    
    Mientras se incorporaba se acomodaba su minifalda, se secaba con un pañuelo su entrepierna, de la que se veían pelillos y me dijo «Quítate los calzoncillos».
    
    No tardé nada en despojarme de mi prenda, me tumbé en la colchoneta y mi duro pene no dejó nada para la imaginación, después de una pequeña exclamación, se tiró a por el, pero antes se embadurnó las manos con ese líquido resbaloso.
    
    – Uhmmm, si que es grande, ¿me dejas experimentar? – Claro, si me sacar los chorros de la vida, todo lo que quieras.
    
    Con una mano en la base de mi polla, después de tirar de la piel, agarró para que no subiera, el glande estaba bajado, descubriendo la cabeza de mi polla, brillante, enhiesta, su otra manita empezó a subir y bajar, lentamente, estaba gozando, mi polla tenía fuerza aún para endurecerse un poco más, ella casi babeaba.
    
    – Te agradecería que te desnudaras -le dije- estarás mas cómoda.
    
    Sin dudar, dejó «sus manualidades» y se despojó de sus prendas, no llevaba más que el jersey, por debajo nada, y la minifalda, con un leve movimiento la dejó caer, también sin bragas, como habíamos hablado antes.
    
    Se volvió a sentar sobre mi pierna, dejando su coñito rico a la altura de la rodilla, me dijo que la levantara un poco, y con destreza puso sus pies para que el mío se apoyara en ellos y así yo no me cansara, y empezó a hacerme la paja más maravillosa del mundo, mientras ella se deslizaba sobre mi rodilla, estaba visto que no era su primera vez.
    
    – Ufff, ¿quien te enseñó a obtener placer así Rosita? – Aaah, aaah, mis… amigas… en noches de fiestas… de pijama… mientras les hacía masajes… – Ufff, ¿también se los das a las amiguitas?
    
    Me estaba dando morbo lo que me contaba, a saber cuanta edad tendrían ellas… todas… Al mismo tiempo me estaba dando la más increible paja del mundo, con ambas manos, su cara estaba cerca de mi polla, parecía que de un momento a otro iba a llenarse su boca con mi carne, me tenia a mil…
    
    – Y ¿con chicos lo has hecho? – No, aún no… he follado, aaah, a ellos les hago… pajas, pero en los baños, saben lo de mis masajes, pero no quiero… mmmmmmm!!!!!
    
    Era evidente que estaba a punto de ...