Sala de Carga (parte y 3) - Relatos Eróticos

Sala de Carga (parte y 3)

... sí con la cabeza, y Tiger lo puso ahora de espaldas contra el suelo llevándole las piernas por su cabeza hacia atrás para facilitar una penetración más completa. Si Shaun quería ser dador iba a recibir cada milímetro de aquel pene negro.

Shaun se sintió vulnerable en aquella postura, lo cual excitó aún más a Tiger, que lo penetró mientras Shaun ponía muecas de dolor, pero aguantaba. Nunca había recibido una follada tan profunda.

La mueca de dolor excitó aún mas a Tiger que se había empalmado como nunca. Ni con una mamada. Ver a su puta sumisa sufriendo con cada centímetro de hombre negro que penetraba en su ano era todo lo que necesitaba para su empalmadón. Tiger lo sujetó de las muñecas inmovilizándolo a la par que lo iba penetrando hasta que le clavó el pene entero.

Shaun sudaba pero se dejaba follar. Sólo sería unos instantes y luego el quedaba todo el futuro como ‘dador’ por delante. Quien algo quiere algo le cuesta.

Tiger se levantaba y se dejaba caer sobre él follándole mas y mas profundamente

La estancia se llenó de sudor, calor y gemidos.

Parecían perras en celo.

Tiger no tenía que hacer nada, solo levantarse y dejarse caer. Y cada vez con mas fuerza.

Tiger estaba empapado en sudor y Shaun derrengado, pero aún así siguieron follando un buen rato.

Pasados diez minutos Tiger ya no podía más y se corrió

–Ohhhhhhh ohhhhh síiiii Oh Diosss ¡¡ahgggg!! ¡¡qué corrida!!

Nunca Shaun había visto tanta lefa.

Su culo parecía que iba a reventar lleno de semen como estaba. Y es que el semen de Tiger seguía manando dentro de él.

–Ahhhhh.ahhhhhhhgggggg ahhhhh –gemía mientras descargaba Tiger dentro del culo caliente de aquel chaval tierno.

Tiger yacía con todo su peso aplastando aquel chaval al que le dio un morreo mientras sus ultimo hilos de semen lo acababan de fecundar.

—

Cuando Shaun notó que Tiger había completamente eyaculado y salió de él, aún se abalanzó sobre su pene y se lo metió en la boca para limpiarlo de cualquier resquicio de semen que hubiera quedado pegado en aquella enorme herramienta.

Francis, Kyo, Moha y Thomas se la habían estado cascando viendo aquella tórrida escena y los cuatro empalmados rodearon al chaval que abrió su boca dispuesto a recibir cuatro nuevas dosis de semen.

Shaun había con creces superado la prueba.

El calzón de dador u hombre de negro, le esperaba para salir de allí. Después de aquellas ocho dosis de semen que había recibido (nueve menos la que perdió eyaculando), estaba preparado para follarse a todos los chavales que quisiera en la isla.

FIN