Mi esposa argentina 4 parte 9
Fecha: 30/09/2019,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Lanfasone1, Fuente: TodoRelatos
... voz noté que estaba jugando con ellos
_Pero te gusta que te den por el culito ¿Sí o no?_ insistió Gonzalo
_Quieto Aitor, estás cargosito, eh_ dijo ella
Pude ver que Aitor acariciaba levemente, con el dorso de la mano, un pecho de mi esposa, por sobre la tela del top.
_Que piernas más duritas que tienes_ dijo Gonzalo
_ ¿Y a ti quien te hadado permiso para poner la mano ahí?_ dijo ella
_ Que muslos que tiene, una maciza, una autentica macizorra colega_ dijo Gonzalo como hablando con Aitor
_ Sacá la mano bobito y Aitor no seas pesado_ dijo ella, falsamente fastidiada
_ ¿Y para que te has sentado aquí atrás con nosotros entonces?_ dijo Aitor
_Para calentar al marido claro_ dijo Gonzalo y vi como pellizcaba con suavidad un pezón de Fernanda, mientras seguía con la otra mano acariciando su muslo.
_ ¿Es cierto eso?_ dijo Aitor y la besó en el cuello, ella cerró los ojos
_Claro que no, soy una mujer decente_
_Menuda zorra estás hecha_ dijo Aitor y volvió a besarle el largo cuello a la par que ya sobaba sus pechos con toda la mano.
_ Como le gusta que la soben_ dijo Gonzalo e intentó él también besar el cuello de Fernanda, sin conseguirlo del todo, el beso dio más en la clavícula, vi la mano de ella acariciar el pelo de Gonzalo.
Escuché el ruido claro de un beso y vi como Aitor se estaba morreando con ella, mientras Gonzalo acariciaba sus pechos ya con total descaro.
_Así, así abre las piernas quiero tocarte el coño_ dijo Gonzalo y ya me costaba conducir y mirar al mismo tiempo, aunque había menos coches en la calle, a medida que nos alejábamos.
Fernanda gimió levemente, los chavales eran como dos pulpos que metían mano por todos lados.
Ahora ella se besaba en la boca con Gonzalo y Aitor hacía fuerza por bajarle el top y el sujetador para besarle un pecho.
_Venga cógeme la polla a mí también bebé_ dijo Gonzalo
_Mmmm…si…_ dijo ella
Aitor había logrado su objetivo y estaba lamiendo y chupando un pezón hinchado de mí esposa.
Por un momento ella logró hacer contacto visual conmigo, tenía los ojos brillantes y la hermosa boca entreabierta, una mano de largos dedos delicados acariciaba el pelo renegrido e hirsuto de Aitor y la otra mano se perdía en la entrepierna de Gonzalo, tenía el top y el sostén a medio bajar, las largas piernas abiertas, la mano de uno de los chavales frotándole el coño.
Escuché entonces el sonido inconfundible de un cinturón al desabrocharse.