1. Mi esposa argentina 4 parte 9


    Fecha: 30/09/2019, Categorías: Infidelidad Autor: Lanfasone1, Fuente: TodoRelatos

    ... pero sin dejar de filmar con mi móvil.
    
    Cuando volví en mí, Chema estaba a mi lado, bebiendo agua de una botella de plástico, satisfecho observando su obra.
    
    Fernanda y Ana en la cama, se devoraban la boca una a la otra y sus manos recorrían sus culos, sus tetas y sus caderas con desesperación.
    
    Luego él también cogió su móvil y así desnudo, con su polla en descanso, morcillona, su cuerpo esculpido en el gimnasio y todavía sudoroso, filmaba de pie como las hembras, casi por inercia, se daban mutuo placer, coño contra coño, pechos contra pechos, envolviéndose como medusas en una red de besos y caricias.
    
    Yo había visto a Fernanda ya con Lara pero aquello no había sido nada comparado con esto, a la torridez y el desenfreno con que se comían el coño y los culos y como los dedos se hurgaban con saña, provocándose el más dulce dolor la una a la otra.
    
    Y cuando ninguna de las dos podía escucharnos porque estaban sumergidas en esa danza de orgasmos enloquecidos Chema me dijo:
    
    _Esto sí que se lo muestro al imbécil de Roby y que reviente_
    
    Y es que era así de terrible y dramático, una era la sobrina y la otra la esposa, primero empotradas juntas por una macho cabrío como Chema y ahora arañándose y comiéndose como lobas en celo.
    
    Y cuando se cansó de filmarlas Chema volvió a la cama con ellas y estas se separaron para recibirle, para hacerle lugar y luego se lanzaron ávidas sobre él.
    
    Y el fuego y la locura en los ojos de mi esposa me espantaban y fascinaban al mismo tiempo.
    
    Y luego de que Chema volviera a correrse primero en el culo de Fernanda y después en las tetas de Ana, las dos se levantaron juntas como gatas enormes y perezosas y desnudas fueron al baño y al volver, mi esposa se inclinó para besarme en la boca y luego se metieron en la cama con él y casi sin palabras se quedaron dormidas abrazadas una a cada lado de Chema.
    
    Entonces salí de la habitación.
    
    Salí a la calle, todavía era de día, la luz me cegó un poco, vi gente pasar con prisa por ir a algún sitio en ese sábado igual a tantos sábados de la vida, en esos últimos días del invierno que se iba.
    
    La primavera ya estaba en el aire a pesar de la brisa fresca.
    
    Busqué un bar donde sentarme y poder pensar en lo que había pasado, pero mi mente volvía una y otra vez a esa escena final de aquellas dos mujeres bellísimas durmiendo abrazadas sobre el pecho desnudo de Chema.
    
    Qué posesión tan completa había sido aquella y lo extraño de todo eso o lo curioso era que para Chema no significaba nada en absoluto, él era incapaz de toda abstracción y poetización, para él había sido un polvo más, la humillación de una antigua amante, un golpe de efecto para con un viejo enemigo, dos culos más que se había follado de tantos culos, por más hermosos que fueran.
    
    Como sentiría él que solo vivía en la pura acción, estar viviendo esa dulce modorra de tener junto a él la tibieza de esos cuerpos desnudos y perfectos dormitando pegadas a su propio cuerpo.
    
    Preguntarle hubiese sido ...
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