1. Noche insomne.


    Fecha: 15/09/2024, Categorías: Zoofilia Autor: Juan Alberto, Fuente: SexoSinTabues30

    ... produce ansiedad, deseos, un anhelo que nunca antes había sentido.
    
    El perro se mantiene en su lugar haciendo crujir las galletas entre sus dientes. Se gira y olfatea primero a tierra y luego su nariz se eleva a percibir los aromas de la noche.
    
    Superando su repulsión y sus temores Luisa le anima a seguirla dentro del granero. El perro se acerca y muerde otra galleta con avidez. Ya están dentro del granero y Luisa junta el pesado portón, a este punto están ocultos de miradas indiscretas.
    
    Luisa deja que el perro recoja otra galleta directamente de su mano. Su enorme boca está llena de saliva; con la lengua áspera moja parte de su mano. Ella solo aprieta sus muslos estrechamente sin saber por qué. Ella no siente asco. Está obsesionada con esa larga lengua. Su actitud es nueva y las sensaciones también. Ni siquiera se le pasa por la cabeza el sexo puro. Pero se siente anormalmente excitada.
    
    Ya no siente temor y está decidida a probar cómo responde el perro a su curiosidad. No sabe como hacerlo. Es un juego que no conoce. Tiene que hacer algo … pero ¿qué?
    
    El perro está ignaro de las cosas que pasan fugaces por la mente de Luisa. Solamente está feliz de estar al lado de un humano que le demuestra afecto y cuyas manos huelen a exquisitas galletas. Luisa en cambio parece en un trance tratando de resolver una disyuntiva que le atenaza el corazón.
    
    Cautamente pone una mano sobre la cabeza del perro y desciende a acariciar su poderoso cuello, sintiendo la tensión y el poderío de sus músculos. Poco a poco su mano desciende a la panza oscura y peluda de Blacky.
    
    Ella está muy tensa y siente un poco de temor a lo desconocido, teme la reacción del enorme animal. Pero lo engatusa con pequeños susurros y delicadas carantoñas. Un lengüetazo a su mejilla la llena de coraje y logra estirar su mano debajo del perro que está agachado sobre sus patas traseras.
    
    No teniendo experiencia, Luisa queda sorprendida cuando descubre que la enorme bestia no se inquieta, no siente malestar. Encuentra debajo un enorme bulto carnoso, peludo y suave. Pero nada más.
    
    Suavemente obliga al animal a ponerse de pie. Sin embargo, a pesar de todo, no encuentra mucho más entre sus patas, más atrás están sus cojones. Se impacienta, como puede ser posible que no haya nada aquí. Ella había sido testigo que el perro tenía una cosa grande, gruesa y rojiza. Ahora palpa solo pelo. Se siente avergonzada de sus absurdas palpaciones y retoques … no se reconoce en esta loca situación. ¿Dónde está ese miembro que le pareció maravilloso? ¿Será que lo han castrado? ¿Tan pronto? ¿Pero nooo, imposible?
    
    Decide que ya basta, tiene que terminar con esta locura. Pero … justo cuando está a punto de quitar la mano del cálido pelaje de Blacky, algo vibra y se endurece en ese saco peludo.
    
    El propio perro se inquieta y jadea, quizás incrédulo. Sin embargo, en la mano de Luisa, algo húmedo y caliente comienza a emerger, se siente duro como un hueso. Ella también se inquieta y se ...